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La cara y la cruz de los ocupas

17 familias han ocupado un bloque en el barrio camero de La Pañoleta a medida que los inquilinos han salido huyendo.

el 16 jun 2012 / 17:53 h.

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Algunas de las familias de ocupas que han tomado las 17 casas del edificio de La Pañoleta, durante la mañana de ayer.

"Estoy de los nervios, aquí no se puede vivir con gente incivilizada. Hoy dejo el piso y ya hay familias en la puerta esperando como lobos para ocuparlo". Quien explica esta situación es Mercedes Hermoso, una vecina del bloque número 55 de la calle Saladilla, en el barrio camero de La Pañoleta. Desesperada por los ocupas que han tomado su bloque, ha decidido irse a otra vivienda. "Hoy dormiré en mi nueva casa y terminará una pesadilla". Es la cruz.

Su caso no es el único: desde que en mayo entrara en uno de los 17 pisos del bloque una familia de raza gitana de forma ilegal, los vecinos que vivían allí alquilados se han ido yendo; ayer, los dos últimos. La familia de Mercedes y la de su vecino de puerta, Alberto Ibáñez, les ayudaban a hacer la mudanza a toda prisa para dejar cuanto antes lo que para ellos ha sido "un auténtico infierno". Con el piso completamente patas arriba y sin parar de llevar cajas para salir de allí cuanto antes, Alberto explica que en poco más de un mes las familias de ocupas han tomado todo el bloque. "Faltan mi casa y la de Mercedes y ya hay dos familias ahí esperando a que entremos". Según cuenta, "no se puede vivir con gente que no respeta las mínimas normas de convivencia. Siempre están haciendo ruido y no respetan las horas de descanso", dice mientras se oye de fondo flamenco a toda pastilla.

Este bloque, propiedad de la promotora Galia, era el antiguo cine de verano de la Pañoleta que se divisaba desde la bajada de Castilleja de la Cuesta. Como la promotora no logró vender las 17 viviendas, las ofreció en régimen de alquiler a una media de 450 euros al mes, con garaje y trastero. Los vecinos legales han llamado a la Policía en muchas ocasiones pero no han logrado echar a los ocupas. Y la propia Mercedes lo sabe. Ella trabaja en un juzgado de Primera Instancia que ahora mismo está completamente absorbido por órdenes de desahucio y lanzamientos. Sabe de primera mano que el procedimiento no se resuelve de un día para otro. Según dice, la promotora Galia ya ha denunciado la ocupación y toca esperar a que la Justicia resuelva. "Mírala -señalando a una joven que hay en el patio con un bebé en brazos-, ahí está esperando a que me vaya para entrar en la casa".

 Esa joven es la mujer de Ismael, un pintor de brocha gorda que durante la buena época llegó a ganar 1.600 euros y vivía en un piso de Mairena de Aljarafe, con tres dormitorios y dos baños. "Yo podía pagar todo, el alquiler, la luz, el gas y el agua", asegura. Ahora se le han torcido las cosas y no tiene dónde ir. Está en un piso en el que debe pagar 150 euros al mes y no le llega ni para eso. "Mis primos me han dicho que aquí había sitio y aquí entraremos. Quiero pagar pero sólo lo que pueda". Ante esta situación, la promotora ha cortado el agua de los pisos y sólo tienen un grifo en el patio de la comunidad del que se surten para lavarse y limpiar. La luz la llevan con alargaderas de un piso a otro. Saben que la ocupación les puede traer problemas, "pero con niños pequeños que tenemos, si no tenemos dónde vivir nos los van a quitar". Y su pequeño Ismael, según dice, "es un monstruo con las matemáticas". Eso sí, a pesar de las apreturas económicas, al niño lo que más le gusta es jugar a la Playstation. "Vale un dinero, pero si la vendo al niño le da algo. Prefiero robar naranjas a quitarle la Play". ¿Es la cara o también la cruz?

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