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La carrera oficial no se podrá ampliar tal como está previsto

El delegado de Administración de la Catedral, Francisco Navarro, asegura que el planteamiento municipal sólo sería factible «a condición de que no pretendan entrar por la Puerta del Príncipe». Es uno de los pesos pesados del clero local y ha sido estrecho colaborador del cardenal de Sevilla en los años de su pontificado. Sin ser economista ni gestor, al delegado de Administración y Patrimonio de la Catedral se debe el saneado modelo de gestión.

el 15 sep 2009 / 23:41 h.

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-Se le echó de menos el día de la toma de posesión de monseñor Asenjo...

-Me hubiera gustado estar, pero tenía programado desde octubre un viaje promocional a Grecia de la ruta de San Pablo y consideré que no era necesario posponerlo. Incluso soy miembro del Colegio de Consultores, el grupo de sacerdotes ante el cual el nuevo obispo tiene que tomar posesión, pero como había quorum suficiente, tampoco era necesaria mi presencia. Eso fue lo que ocurrió.

-¿Qué hay de cierto en la teoría de la conspiración vaticana contra el cardenal por la cual el nombramiento del coadjutor no es más que una imposición?

-Nada en absoluto hay de cierto. Puedo certificar que el cardenal Amigo solicitó hace un año al Santo Padre el nombramiento de un arzobispo coadjutor. He colaborado con él durante más de diez años directamente como secretario general y sé que, de siempre, él ha mantenido que quería jubilarse a los 75 años. Me da un poco de lástima, de pena, el que un gesto que ennoblece al cardenal -puesto que él ha querido hacer este gesto para no producir un estado de interinidad absoluta en la diócesis- se haya convertido en un hecho que es que parece que le han echado.

-¿Qué le parece que algunos compañeros suyos hayan utilizado el púlpito para criticar la gestión de Carlos Amigo ahora que se sabe su marcha?

-Me parece un poco impresentable. Si una persona no está de acuerdo con la gestión de un obispo, lo que tiene que hacer es decírselo, pero no esperar a que se produzca una cosa de éstas y exponerlo en público. Totalmente improcedente.

-¿Dónde cree usted que estará el futuro del cardenal?

-Hombre, yo no lo sé, pero él va a veranear a Galicia todos los años. Fue provincial de los franciscanos en Galicia y las relaciones con aquella tierra no las ha cortado nunca.

-¿Se barrunta un cambio de rumbo importante en la diócesis con Asenjo al frente?

-No lo sé, en esas cosas hay que esperar. Asenjo fue auxiliar de Toledo y secretario general de la Conferencia Episcopal, donde no se señaló mucho. En Córdoba la gente le ha apreciado mucho. Dicen que es una persona cercana, sencilla; de hecho, desde que está aquí vive en el seminario y con toda naturalidad come en el comedor general junto a los seminaristas. ¿Cuál va a ser la línea que seguirá cuando sea arzobispo residencial? Pues no lo sabemos. Cada persona deja impreso su carácter en el gobierno de la Iglesia. Hay cambios de estilo, de prioridades. De todas formas, repito: hay que esperar. No es lo mismo ser el sucesor que el titular.

-¿Se considera usted un cura progre?

-Hay gente mucho más progre que yo. Yo me considero una persona abierta. Nuestra misión como sacerdotes es evangelizar, transmitir el mensaje y la persona de Jesús al hombre de hoy. Y para comunicar ese mensaje al hombre de hoy no se puede hacer igual a como se hacía al hombre del siglo XIV. Creo que debe existir una apertura.

-Y el establishment de la Iglesia, el Vaticano, ¿a qué corriente pertenece?

-Indudablemente, el Papa actual es un teólogo conservador y se está notando en muchas cosas.

-¿Se arrepiente hoy día de haber firmado aquel manifiesto de un grupo de católicos sevillanos contra el encuentro de familias organizado por Rouco en Madrid hace dos años?

-No, no, en absoluto. La Iglesia no es como el Ejército, que obedece al unísono a la voz del capitán. En la Iglesia tenemos que estar de acuerdo en lo esencial, en lo que Juan XXIII llamaba el depósito de la fe; después hay muchas cosas que son opinables, y yo puedo estar de acuerdo o en desacuerdo incluso con la jerarquía eclesiástica. Como dice San Agustín, "en lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; y en todo, la caridad". No todo lo que dice la jerarquía eclesiástica es esencial y, por tanto, yo puedo disentir. De ese encuentro, organizado pr la diócesis de Madrid y no por la Conferencia Episcopal, no estábamos de acuerdo en el fondo de algunas cosas y, sobre todo, en la forma de expresarlo. La pretensión de que la unidad de la Iglesia sea uniformidad va en contra de la doctrina de la Iglesia.

-Y el cardenal Amigo, ¿en qué ideología se encuadra?

-El cardenal ha sido siempre un hombre libre, en el sentido de que tiene una serie de principios que siempre ha mantenido incluso cuando le ha provocado la oposición de alguna gente. Él, por ejemplo, tiene una obsesión por el respeto a la persona. Jamás impone por imponer, intenta persuadir siempre. ¿Es progresista, es conservador? Yo creo que es de lo más abierto que hay en la Iglesia española.

-¿Y qué poso ha dejado Amigo en la diócesis?

-El de ser un obispo abierto y respetuoso con las distintas formas de pensar. De todas formas, habrá que tener perspectiva histórica para valorarle.

-¿Qué hace usted para tener siempre llena la parroquia de Los Remedios?

-Eso no es mérito del cura. Siempre ha sido así. Es un barrio de clase media acomodada que tiene una cierta formación cristiana y van mucho a misa. Aquello parece una fábrica de misas. Yo digo en broma que es una parroquia de extraterrestres.

-¿Cuál es la clave del éxito del modelo de gestión que usted implantó en la Catedral?

-Antes, como en todas las iglesias, se llevaba un modelo de gestión un poco anticuado. Para Sevilla fue muy importante la Expo 92, y para la Catedral fue importantísima la exposición Magna Hispalensis, celebrada en ese marco. Supuso un antes y un después en la historia reciente de la Catedral. No soy economista ni gestor, simplemente se introdujeron sistemas modernos de gestión. Se ha logrado un modelo de gestión sobre el que nos preguntan mucho por ahí, y que es posible gracias a que por aquí pasan 1,4 millones de visitantes al año. Eso da unos recursos materiales que nos permiten mantener la Catedral y, además, contribuir a la diócesis con un 33% de lo que entra aquí.

-Y la crisis, ¿ se deja notar?

-La crisis ya no es un tópico, sino una realidad. Hemos calculado en el presupuesto de este año que íbamos a tener un 10% menos de visitas que el año pasado, y resulta que en los dos primeros meses del año -es verdad que son los más flojos- el descenso ha sido del 25%. Esperemos que se corrija.

-Dicen que usted no es muy amigo de las hermandades...

-¿Quién ha dicho eso?... Soy hermano del Silencio; malo, porque no salgo desde hace muchos años. Y no, hombre. Yo simplemente lo que digo es que las hermandades son asociaciones públicas de fieles que tienen su lugar en la Iglesia: no es ni el lugar más importante ni el menos. Para algunas personas, parece que las hermandades son lo más importante de la Iglesia de Sevilla, y no lo son. Si eso es no ser amigo de las cofradías...

-¿Hay alguna posibilidad de que se amplíe la Carrera Oficial por Fray Ceferino?

-Hombre, yo diría que a condición de que no pretendan entrar por la Puerta del Príncipe. Oficialmente, el Cabildo no sabe nada de este proyecto. En previsión, no obstante, de que en algún momento determinado vengan a plantearlo, nosotros tenemos ya los estudios hechos. El monumento a Colón no se puede cambiar de sitio, simplemente porque no hay otro lugar. Está documentado en el Archivo que cuando se colocó allí se estudiaron 15 sitios diferentes. Al trascoro no se puede trasladar porque habría que exhumar los restos de Hernando Colón, aparte de que el trascoro está todo hueco, con tumbas. En segundo lugar, si entraran por la Puerta del Príncipe habría que ampliar la cancela exterior, tocando un monumento histórico... Éstas son las imposibilidades materiales, pero después hay otra en la que, por lo visto, nadie ha caído, que es que no se podrían celebrar los Oficios de Jueves y Viernes Santo. Habría que retrasar una hora, al menos, la Carrera Oficial para que diera tiempo a desalojar las sillas de los Oficios. Considero que la Carrera Oficial podría ampliarse por cualquier otro sitio.

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