Es imposible evitar cierta sensación de angustia cuando se visita Últimos sueños, la muestra de arte contemporáneo que La Caixa propone en la Casa de la Provincia hasta el 26 de octubre. El recorrido invita a adentrarse en la crisis de la sociedad y en la soledad del ser humano.
Los artistas aquí representandos "quieren subvertir los códigos estéticos vigentes y abordan cuestiones como el terrorismo, el hambre en África, las personas sin hogar, la guerra de Irak o los asesinatos en Colombia relacionados con la droga", resumió ayer el comisario de la muestra, Mariano Navarro, al respecto de los contenidos de una exposición que reúne 23 piezas de la colección de arte contemporáneo de la entidad financiera, todas ellas realizadas entre 1990 y 2006.
La propuesta, voluntariamente breve -"podrían haber cabido más piezas pero hemos querido que las obras se aprecien correctamente"- e incómoda -"podrá gustar más o menos pero aquí están representados los principales caminos del arte actual"- coincide premeditadamente con la tercera Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla, con cuyo epígrafe Youniverse, esta muestra guarda "muchos puntos de conexión", pues todas las creaciones recogidas en ellas "responden a otras tantas formas de interpretar el contexto social" por parte de los diferentes autores.
La exposición, en la que se han primado "las piezas por encima de los nombres de sus creadores", responde a un recorrido imaginario y multidireccional en el que puede contemplarse pintura, fotografía, montajes de vídeo, esculturas e instalaciones. Justamente, a éste último género pertenece la pieza más notable y "más solicitada de toda la colección La Caixa", apuntó el director de la Fundación, Lluís Reverter. Se trata de una creación sin título de Andreas Slominski que presenta una bicicleta estática que remolca decenas de bolsas con el ajuar de un supuesto mendigo.
Además, los organizadores también quisieron destacar ayer en la presentación el conjunto de piezas de Doris Salcedo, Bruce Nauman y Paul McCarthy, éste último autor de una instalación de gran dimensiones en la que se reproduce la Casa de Pinocho, personaje que, en la creación, cobra vida de una forma un tanto malhumorada.
El título de la exposición, Últimos sueños, está dirigido, según Mariano Navarro, a la "desilusión o el desengaño, a transmitir la idea de que nuestras esperanzas han concluido", aunque también "cabe interpretarlo como 'sueños últimos', quimeras en la hora final de las utopías, obras que abren la conciencia a realidades presentes", indica el responsable de la muestra en el catálogo de la misma, prologado por el autor de Nocilla dream, Agustín Fernández Mallo. Existe la opción de ver la muestra, de carácter gratuito, con las visitas guiadas que se organizan los jueves, viernes y sábados a partir de las 19 horas.