El caos empieza a disiparse, pero el daño ya está hecho. Las aerolíneas europeas han registrado pérdidas de ingresos por valor de 1.700 millones de dólares (1.260 millones de euros) en los seis días de cierre del espacio aéreo europeo provocado por la nube de ceniza del volcán islandés Eyjafjallajokull, según informó la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA).
Las pérdidas fueron más acentuadas durante los tres días en los que el cierre fue más intenso, del 17 al 19 de abril, con pérdidas de ingresos de 297 millones de euros diarios. Esta cifra equivale a más de la mitad de las pérdidas esperadas para todo 2010, un 60,7%. El director general y consejero delegado de la IATA, Giovanni Bisigniani, señaló que la crisis impactó al 29% del sector de la aviación global y a 1,2 millones de pasajeros diarios. "La escala de la crisis ha eclipsado la del 11-S, cuando el espacio aéreo estadounidense se cerró", señaló.
No obstante, la IATA también encontró algunos ahorros de costes derivados de la permanencia en tierra de las aeronaves, como un recorte de la factura por combustible de 81,8 millones de euros diarios con respecto al gasto habitual. "Para una industria que perdió 7.000 millones de euros el pasado año, esta crisis es devastadora", lamentó Bisigniani.
En España, la crisis del volcán ya arroja sobre el sector turístico, excluidas las aerolíneas, unas pérdidas por valor de 252 millones de euros, según la última estimación realizada por la Alianza para la Excelencia Turística. El vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, señaló que el sector ha dejado de ingresar 42 millones de euros diarios. Los viajeros que han quedado atrapados han generado "algún ingreso" aunque a un precio menor y en condiciones "muy desfavorables".
Más críticas. Estas cifras no hicieron ayer más que recrudecer las críticas por la gestión de la crisis. El presidente del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, Jean-Claude Baumgarten, opinó que los países europeos han aplicado "mentalidad de principios del siglo XX".
Sin embargo, Henry Gaudru, presidente de la Sociedad Vulcanológica Europea, defendió ayer la decisión de cerrar los aeropuertos ante el desconocimiento del daño que la ceniza hubiera podido provocar en los reactores de los aviones. El vulcanólogo señaló que en sus más de 40 años de carrera siempre ha defendido la seguridad y la precaución como prioridad y explicó que en este caso la situación ha empeorado por el viento, "que empujó la nube hacia Europa, muy poblada y económicamente clave".
En cualquier caso, ayer la situación empezaba a calmarse. El 80% del tráfico aéreo europeo se recuperó y las previsiones son que hoy jueves se restablecerá prácticamente al 100%.
La Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol) calculó que ayer se registraron 22.500 vuelos de los 28.000 que se efectúan en un día normal en Europa. Todos los espacios aéreos europeos se abrieron por debajo de los 20.000 pies y las restricciones solamente afectaban anoche a aéreas muy limitadas de Finlandia y Escocia. No obstante, los 100.000 vuelos cancelados han dejado secuelas y la vuelta a la normalidad no está siendo fácil en la práctica.
Ayer, Finlandia aún seguía teniendo grandes complicaciones, ya que varios aeropuertos importantes, incluyendo el de Helsinki, estaban cerrados. Además, numerosos pasajeros bloqueados por las cancelaciones seguían intentando volver a casa. En España, sólo 589 de los 5.231 vuelos previstos se cancelaron y en los principales aeropuertos las sonrisas volvieron a la cara de los viajeros, tarjeta de embarque en mano.
Mientras tanto, el volcán islandés sigue expulsando ceniza y continuará haciéndolo en los próximos días, pero de forma reducida, según informó la agencia de Protección Civil islandesa. Los expertos calculan que la fuerza de la erupción se ha reducido al 20% de su cota máxima.