Ramón Ramos ha hecho una investigación histórica con las herramientas del periodismo. (E. Recio) A veces el periodismo no sólo sirve para hacer registros de la actualidad más palpitante: también puede prestarnos herramientas para indagar en el pasado, e incluso arrojar luz sobre episodios oscurecidos durante décadas. Es lo que ha hecho el periodista Ramón Ramos (Granada, 1953) en su último libro, ¡Que vienen los rusos!, recién publicado por Comares. La historia comienza con un hecho real conocido: en 1960, cuando le tocaba disputar una eliminatoria de la primera Copa de las Naciones contra la URSS, la selección española de fútbol anunció su retirada de la competición, lo que suponía autoeliminarse. Lo que me llamó la atención es que no se había publicado nada sobre las circunstancias de aquella retirada, explica Ramos. Todo se despachó con un comunicado de dos líneas, literalmente, en el que no se hablaba de renuncia, sino de aplazamiento... El régimen franquista sabía que era una decisión antipopular, pero eso no impide que aquel silencio, tanto por parte de la oficialidad como por la prensa, nos parezca estruendoso, una ausencia de reacciones que sería impensable hoy. Así, este veterano periodista ha pasado por cabeceras como Granada Hoy y Huelva Información, de las que fue director, así como Diario de Sevilla, Diario 16 y El Adelantado de Salamanca, entre otras, siguió todas las pistas a su alcance para descubrir cierto viaje de una delegación española a Moscú, cierto acalorado Consejo de Ministros tras la visita de los soviéticos al Santiago Bernabéu, y otras claves que acaban desvelando las verdades de aquel suceso. El archivo de la Administración General del Estado, en Alcalá deHenares, reveló a Ramos los documentos oficiales confidenciales donde se libró una lucha sorda hasta el más alto nivel. Por eso insiste en que se trata de periodismo puro y duro, aunqueel relato está novelado porque, habiendo fallecido todos los protagonistas, he tenido que peritirme la licencia de entrecomillar frases que lógicamente no oyó nadie. En todo caso, es el libro de un periodista. Tengo poca imaginación y me guio siempre por hechos contrastados, aunque la censura del Ministerio de Información y Turismo trabajaba entonces siempre, y a destajo, asevera el autor. El desenlace de todo aquel enredo llegó en 1964, cuando en plena campaña de los XXV años de Paz la selección española se desquitó y venció a la URSS en el Bernabéu gracias al legendario gol de Marcelino. Aquello se produjo en un momento de tránsito entre el Franquismo más duro y recalcitrante y aquella tímida apertura que, sin embargo, no impidió que la foto de portada no fuera la del gol, sino la de Franco entregando el trofeo en el palco. España vestía en aquella ocasión de azul, y habían derrotado a los rojos, ¿podía haber algo más simbólico?. En todo caso, Ramón Ramos aclara que ¡Que vienen los rusos! no es un libro de fútbol, aunque este deporte sea el telón de fondo, asegura. Es el retrato de una época en la que el mundo estaba dividido en bloques, y también un homenaje doble: a los futbolistas frustrados que no pudieron jugar aunque tenían posibilidades de ser campeones, y a los periodistas frustrados que no pudieron escribir aquella noticia de portada, concluye el escritor.