Manuel Jesús Herrero Salado (Pilas, 1966) decidió hace algo más de un año poner una clínica propia después de 20 años de experiencia como especialista en cirugía plástica, reparadora y estética. La gran cartera de pacientes que confían en su buen hacer fue lo que le animó a montar su propio negocio, que ahora crece en otras provincias. A pesar de la crisis económica, su apuesta va viento en popa.
–Lleva muchos años de experiencia como cirujano y decide montar su propio negocio en plena crisis económica. ¿Cómo le ha ido en estos meses?
–Abrimos la clínica a finales de octubre del año pasado, aunque desde febrero estuvimos reformando el local y resolviendo los trámites administrativos necesarios. La crisis afecta al sector y por supuesto también a nosotros y es algo que noto aunque sólo lleve un año como empresario, porque sí que hace muchos que trabajo y veo cómo está el tema. Lo que ocurre es que echándole ganas, imaginación y buen hacer se puede hacer frente a situaciones como esta. Eso sí, es a base de mucho trabajo. Hay que tener en cuenta que el objeto de nuestra empresa es muy especial y delicado porque es un negocio pero está íntimamente relacionado con la salud de los ciudadanos, en concreto en lo que se refiere a un aspecto, el estético, especialmente complicado. Hay que generar mucha confianza en el paciente y para ello se requiere tiempo y experiencia. Se tienen que sentir cómodos y bien atendidos.
–A pesar de la crisis, ha conseguido crear puestos de trabajo en este tiempo gracias a la alta demanda de sus servicios. ¿Cómo ha conseguido darse a conocer?
–Llevo muchos años en el sector pero, aparte, el boca a boca ha sido fundamental. Eso es lo que mejor funciona y lo que da más confianza a la gente. También ha sido importante salir en los medios de comunicación. Es necesario vendernos para poder vender. En cualquier caso, yo tenía muchos pacientes y, si alguien está interesado en hacerse algo y anteriormente su hermana o una amiga se ha operado conmigo y le ha ido bien, esa es la mejor garantía, de ahí que acudan a la clínica.
–¿Por qué decide montar la empresa por su cuenta?
–Tenía muchas inquietudes, no me iba mal, trabajaba en muchos sitios, como Córdoba, Extremadura, Cádiz e incluso Ciudad Real. Colaboraba con muchas clínicas y trabajar mucho no está mal, pero había que darle la vuelta. He conseguido encontrar muy buen personal que me ha ayudado y animado a sacar el negocio adelante. Además, algo de suerte hay que tener para que salgan bien las cosas. Estar en el momento oportuno en el lugar adecuado.
–Como la experiencia ha sido positiva, ¿tiene previsto abrir nuevas consultas?
–A principios de octubre abriremos una en Badajoz y más adelante otra en Córdoba. Yo he trabajado mucho allí, me conocen y una parte muy importante del camino está hecho al tener una cartera de pacientes considerable. Tenemos previsto abrir en los sitios de donde procede un número de pacientes elevado para poderles prestar servicios en sus ciudades de origen. El trabajo que más me cuesta hacer es el de empresario porque yo he sido y soy médico y el tema de la organización empresarial me resulta complicado, así que es a lo que más tiempo le tengo que dedicar.
–¿Ha habido un cambio de tendencia dentro del sector debido a la crisis?
–A nosotros nos va bien, aunque es verdad que no sabemos si sin ella tendríamos más pacientes. La gente nota en cualquier caso el mal momento económico y es cierto que cambian las peticiones. A lo mejor alguien pregunta por una intervención y le resulta cara, así que opta por otra menos definitiva pero que puede afrontar económicamente. También se nota en los pagos. Ahora la gente financia las operaciones, antes no. Esto es caro pero quiero dejar una cosa clara: no es un artículo de lujo porque no es algo frívolo. Comprendo que pueda haber gente que lo vea así, pero hay muchas personas a las que estas intervenciones le suponen algo muy importante en sus vidas y es una solución rápida. Este tipo de medicina está muy relacionada con la autoestima porque alguien que no se siente mal por algo no viene. El componente emocional es fundamental y, a lo mejor, si no se interviene, puede llevar a la persona a algo peor.
–¿Cuál es el perfil de cliente que requiere sus servicios? ¿Hay más hombres ahora?
–He visto cómo cambiaba esto, porque antes fui residente cinco años y mi vocación iba más por la cirugía reconstructiva que por la estética. Empecé en 1995 y las personas que venían buscando estos servicios tenían un mayor nivel económico. Desde entonces, se ha socializado. Para hacerse estas cosas hay que tener dinero y ahora hay más gente que lo destina a esto aunque cobre poco. En cualquier caso, siguen siendo las mujeres las que más solicitan nuestros servicios. Suponen entre el 85% o el 90%.
–¿Se ha borrado ya el estigma que rodeaba a las clínicas de estética?
–Hubo un boom de gente que quería intervenirse y hubo cosas que se hicieron mal pero ahora ha cambiado. Hay mucha más seguridad. Si la gente se opera menos es por la crisis, no por necesidad.
–¿Cómo ve el futuro de su negocio y del sector?
–A nosotros nos va bien hasta ahora. Hemos conseguido generar cinco empleos directos y muchos más indirectos porque se requieren muchas manos para que esto esté en marcha. El futuro lo veo bien y creo que la ilusión es muy importante para que esto sea así. Y el trabajo. Hay que trabajar mucho para que todo esto funcione.