La escena de cada primavera se volvió a repetir ayer: miles de jóvenes acudían en peregrinación hacia el Charco de la Pava, escenario de las fiestas más multitudinarias. En esta ocasión, fueron hasta 14.000 los jóvenes participantes. Tal afluencia obligó a controlar el tráfico y a realizar cortes en el puente de Camas.
La de ayer fue una de las citas más multitudinarias de las realizadas en los últimos meses. Hasta 14.000 jóvenes se congregaron en el Charco de la Pava para celebrar la ya célebre Fiesta de la Primavera. Desde primera hora -algunos de los asistentes decían que desde las once de la mañana-, la explanada anexa a la Isla de la Cartuja comenzó a recibir a jóvenes cargados con sus lotes -ese conjunto de bebida alcohólica, refresco, hielo y vasos-, sus litronas y alguno que otro con sus bocadillos. A media tarde comenzó a llegar la mayor cantidad de gente, hasta rondar una cantidad de entre 12.000 a 14.000 jóvenes. El calor de la primavera recién estrenada, el inicio del fin de semana, los exámenes ya lejanos y las vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina invitaban a ello.
Tan exitosa convocatoria -realizada, como en otras ocasiones, por la red social Tuenti-, colapsó buena parte de los accesos a la Isla de la Cartuja durante casi todo el día y causó retenciones de tráfico en numerosas avenidas principales. Según informaron fuentes municipales, los cuerpos y fuerzas de seguridad tuvieron que realizar cortes de tráfico en el puente de Camas, cercano al Charco de la Pava. Los transportes públicos también sufrieron la afluencia de jóvenes. Durante horas los autobuses de las líneas C1 y C2 -que cruzan la Isla de la Cartuja- llegaban completos y en las paradas cercanas al evento ni siquiera podían subir nuevos pasajeros.
Al igual que en otras ocasiones, el Ayuntamiento desplegó el dispositivo de seguridad necesario para evitar incidentes. Coordinados por el Cecop (Centro de Coordinación Operativa), efectivos de la Policía Nacional, Local, Guardia Civil y Protección Civil se desplazaron al lugar de la fiesta. Estos dispositivos controlaron los accesos al Charco de la Pava, que se cortaron al tráfico, vallaron toda esa zona para evitar incidentes con los jóvenes cruzando la avenida y se controlaron posibles altercados entre los grupos juveniles. Aunque incidentes de gravedad no se registraron, sí ocurrieron algunos hechos ya habituales en estas concentraciones: intoxicaciones etílicas, lipotimias y algún corte con botellas que fueron atendidas por los servicios sanitarios.
A pesar del control policial, los primeros participantes pudieron introducir sus vehículos en el recinto. La mayoría de ellos funcionaron durante la celebración a modo de discotecas móviles con grandes equipos de música adosados a sus maleteros. No se quisieron perder tampoco el festejo los vendedores de los puestos de comidas y bebidas -no alcohólicas- que en este emplazamiento -lejos de la ciudad- suelen hacer su agosto particular.
La llegada de la primavera fue celebrada ayer por universitarios y no universitarios. Los había en bañador, otros con la barbacoa y otros con su propio toldo. Vinieron jóvenes de otras provincias que se acercaban por primera vez a este evento, como Elena, de Huelva, que había venido para ver "si se juntaba tanta gente". También era el caso de Xian, estudiante de Erasmus que pisaba por primera vez el Charco de la Pava. "No me ha defraudado, aquí hay mucha diversión". Bebida, amigos, comida y, por qué no, formas para salir de la crisis. Como Gus que, megáfono en mano, vendía bocadillos y bebidas a un euro. Eso sí, si algo falla es "que esta zona está lejos y los accesos están regular".