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La ciudad habla de sí misma en una campaña promocional

En el audiovisual, la ciudad hace un recorrido por sus calles, sus tradiciones, sus personajes, sus campos y sus monumentos

el 26 dic 2009 / 19:04 h.

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La calle del Niño Perdido es una de las más bellas de Utrera.
"Me llamo Utrera y vivo en Andalucía, al sur, cerca de Sevilla". Así se presenta la propia ciudad en una nueva producción visual del Ayuntamiento antes de contar, a lo largo de 18 minutos, sus principales bondades y características. Y escuchándola hablar, en primera persona, se pueden conocer desde los campos y cultivos que la circundan, hasta "mi corazón, que vive en el pueblo construido por los hombres".

 

Muchas civilizaciones la pisaron y pasaron por ella dejando su huella, y haciendo que "en el siglo XVII ya dijeran de mí que era la primera población del Reino de Sevilla". A lo largo de la historia, ha logrado poseer monumentos tan importantes como su castillo, las catedralicias parroquias de Santa María y Santiago, sus conventos, casas señoriales, capillas, el primer colegio salesiano de España y el hospital de la Santa Resurrección, junto a muchos más enclaves y rincones.

En las tierras que también se caracterizan por sus aceitunas gordales, aceites, vinos y trigales, entre otros productos, los ganaderos Cabrera, Vázquez y Vistahermosa crearon en el XVIII el toro bravo moderno, el de lidia, en el que destaca su bravura y nobleza. De hecho, de Vistahermosa desciende el 95% de la cabaña mundial. Junto al toro, el escudo de Utrera también está presidido por el caballo, que "competía y compite en raza y belleza con los mejores del mundo".

Para llegar a la Utrera de hoy, con sus más de 50.000 habitantes, antes hay que contar que "aquí se formó y de aquí partió el ejército de Andalucía para derrotar a los franceses en Bailén, y de aquí eran los famosos garrochistas que sorprendieron en aquella batalla", como lo recuerda la propia ciudad, antes de hablar de uno de los pilares fundamentales de la localidad, como es su patrona, la Virgen de Consolación, "una de las devociones más arraigadas de la comunidad autónoma". Tanto es así que la suya "fue la romería más importante de España en los siglos XVII y XVIII".

Al hablar de la idiosincracia de Utrera, también hay que hacer una parada en la importancia que tuvo y tiene el flamenco, pudiendo enorgullecerse, por ejemplo, de contar con el festival flamenco más antiguo del país: el Potaje Gitano. Y "no es que mis gitanos estén integrados, es que soy gitana... y paya, porque mi gente no diferencia estas cosas".

Entre los hijos ilustres de la ciudad se encuentran Rodrigo Caro, Ruiz Gijón y los hermanos Álvarez Quintero, así como otros poetas, escritores, científicos, catedráticos, clérigos, artistas y militares, que nacieron al compás de los repiques de las campanas de Utrera, que "no tienen parangón en toda la cristiandad", en los que "mis campaneros vuelan hasta el cielo para pararlas fuera de la torre". La ciudad afirma orgullosa que, "para unos soy la Utrera del algodón, de la aceituna gordal, de los campaneros que vuelan por las torres, la de los dulces y los mostachones, la del flamenco, la del toro y el caballo, la de Consolación,... pero soy, por encima de todo, la Utrera de los hombres y mujeres que me hicieron, que trabajaron, rezaron, rieron y sintieron mi pueblo".

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