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Cofradías

La ciudad se llena de Gracia y Esperanza

el 01 abr 2012 / 21:16 h.

  • La plaza de Carmen Benítez se convirtió ayer en el epicentro de la Semana Santa. La truncada jornada de Domingo de Ramos que se vivió ayer en Sevilla comenzó a levantar los ánimos con la salida de la hermandad de San Roque, que fue la primera cofradía que plantó los cuatro zancos de sus pasos en la calle.

    El numeroso público que se congregó en la parroquia de San Roque, de todas formas, no las tenía todas consigo. La salida estaba prevista a las 16.45 horas y desde esa hora, a pesar de que los partes a esa hora eran demoledores y el resto de hermandades del día ya habían dicho que se quedaban en casa, los cofrades soñaban con que ocurriera el milagro y el Señor de las Penas y la Virgen de Gracia y Esperanza. Y así fue, pero con suspense.La junta de gobierno, reunida en cabildo extraordinario, decidió tomar la decisión de salir pasadas las 18.00 horas. Durante el largo compás de espera, y con las puertas del templo cerradas a cal y canto, un chaparrón fuerte de unos minutos hizo pensar lo peor, que San Roque seguiría la misma tónica del resto de hermandades y decidiría cancelar su estación de penitencia hasta la Semana Santa del próximo año. Pero no fue así.Una ovación espontánea confirmó que la hermandad había decidido salir a la calle. Las emisoras de radio fueron quienes adelantaron la noticia. Al poco tiempo, las puertas de la parroquia de abrieron de par y par para dejar ver cómo la Cruz de Guía esperaba apostada para comenzar la estación de penitencia. El cuerpo de nazarenos del paso del Señor de las Penas comenzó a desfilar camino de la calle Recaredo a buen ritmo. Se había perdido demasiado tiempo y en buena medida había que recuperarlo aunque el color del cielo continuara desafiando a la cofradía. Debido a que la jornada había quedado completamente destrozada, desde el Consejo de Cofradías optaron por retrasar veinte minutos el inicio de la Carrera Oficial, por lo que la hermandad tenía una hora para plantarse en La Campana. Al tiempo, la banda de cornetas y tambores de la centuria Macarena esperaba en la puerta la salida del paso, con el veterano Pepe Hidalgo al frente. El capataz, Carlos Villanueva, ya había colocado el paso del Nazareno frente a la puerta, y antes de la levantá previa a la salida tuvo un recuerdo para el resto de hermandades que se habían tenido que quedar en casa. "Está se la dedicamos a las que no han podido salir después de un año esperando".

    Fueron sus últimas palabras antes de que la majestuosidad del Señor de las Penas inundará la plaza de Carmen Benítez. Bajo los sones de Las Penas, el paso fue virando poco a poco camino de la ronda histórica. La Virgen de Gracia Esperanza aguardaba ya, impaciente, volver a encontrarse cara a cara con sus hijos después de que sus costaleros echaran cuerpo a tierra para que el palio salvará el dintel del parroquia. Sonaba Gracia y Esperanza Coronada y, afortunadamente, acababa de comenzar el Domingo de Ramos en Sevilla.

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