Los andaluces y los extremeños vienen a ser lo mismo, el Sur, con los retos y los problemas que ello acarrea. Ambas tierras "laten" a un mismo ritmo, comparten caracteres y tradiciones, tienen "influencias recíprocas, de ida y vuelta", e infinitos elementos en común, frente a "pequeñísimas" diferencias.
Ambas vienen del exilio y ambas miran al "progreso, a la ciencia, a la cultura" y, por eso, sienten que los "éxitos" y los "malos ratos" son compartidos. Es lo que defendieron ayer los dueños de tantas comillas, los presidentes de Andalucía, Manuel Chaves, y Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que visitaron la casa de la comunidad vecina en Sevilla, un local situado en la calle Fernández y González, puro Arenal.
Este pequeño rincón de Extremadura en Sevilla no es nuevo, pues lleva abierto a los desplazados a la capital andaluza desde 1926. Pero ayer era un día grande porque se celebraba, al fin, que el local ya ha terminado de pagarse tras años de lento goteo, de cuotas de socios, "de mucho esfuerzo", como reconocía el presidente de la casa, Gonzalo Martín.
Para la gran ocasión estaban allí los presidentes, dos consejeros del Gobierno extremeño -de Agricultura y Medio Ambiente-, los presidentes de las Diputaciones de Badajoz y Cáceres y el arzobispo emérito de Mérida, monseñor Montero, que bendijo la sede ante la mirada de los dos mandatarios socialistas. Un momento curioso teniendo en cuenta que, minutos antes, ambos habían declinado hacer declaraciones sobre la polémica Iglesia-cofradías-aborto.
Buena parte de las 1.180 familias asociadas a esta casa se acercaron a la sede con galas de día grande, armados de cámaras fotográficas. Sus murmullos de aprobación durante las palabras de los presidentes casi no dejaban oír los discursos. "Es verdad. A ver qué diferencia hay entre mi gente de Monesterio y los de mi barrio de ahora", decía José, afincado en El Porvenir. Por eso se dejaba las manos aplaudiendo a Vara cuando dijo aquello de que, si las comunidades autónomas tuvieran un código genético, Andalucía y Extremadura tendrían "más de 20 cromosomas bastante parecidos", de 29 que hay.
El presidente extremeño, tras recalcar su sintonía con Chaves por su doble condición de andaluz y de presidente del PSOE -al que también pertenece Vara-, agradeció el trabajo desempeñado por Martín y su equipo, ya que han logrado, dijo, "que no haya extrañeza entre la vida en Extremadura y la vida en Sevilla". "Las ciudades, las tierras, son consecuencia de lo hermoso que es el corazón de la gente que vive en ellas. La hermosura de Sevilla ha sido un regalo para esa parte de los 1,1 millones de emigrantes que tiene mi comunidad y que se trasladaron aquí. Gracias a todos por hacernos la vida más sencilla", elogió el presidente.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, confirmó que abundará en la "estrechísima relación de buena vecindad" que existe entre los sevillanos y los extremeños que aquí residen, "que son unos ciudadanos más". Recordó sus tiempos de estudiante de Medicina, cuando compartía aulas con numerosos extremeños, "un ejemplo de buenos profesionales, como los que viven entre nosotros, integrados perfectamente y de manera potente en nuestro día a día", e insistió en la colaboración que ha de haber entre la casa y el Ayuntamiento, no sólo por la proximidad física entre ambas, sino porque han sido "testigos de la enorme transformación de esta ciudad", primero con la Expo 92 y después con la peatonalización, su proyecto estrella que siempre explica en sus discursos ante el visitante foráneo.
Abrumado por la jornada -que se completó con una misa en el convento de San Buenaventura y una comida amenizada por coros rocieros y grupos folk de Extremadura-, el presidente de la casa se comprometió a fomentar las actividades del recinto y a ir, "aunque sea pueblo a pueblo", informando de que hay un espacio para los "paisanos" a la vera de la Catedral. "No quiero ver un extremeño perdido en Sevilla. Si el que se pierde es sevillano, en esta casa no le va a faltar ni gloria". Aviso hecho.
