Prueba de ello, de que nadie quería perderse el momento, era la bulla de personas que se agolpaban en las inmediaciones de la pequeña capilla de la hermandad para ver la salida de la cofradía. Era un día de fiesta en el barrio ya que el Lunes Santo se truncó con la lluvia y la hermandad de Las Aguas no pudo salir a la calle. La banda del Sol, acompañando al paso de misterio de la Piedad, deleitó a todos los presentes después de una complicadísima salida debido a la poca altura de la puerta.
Y más complicada fue aún la salida del paso de palio, donde los costaleros de Díaz Talaverón tuvieron que emplearse con toda su fuerza y alma cuerpo a tierra para superar el dintel antes de que el público rompiera en una gran ovación como señal de agradecimiento por el trabajo bien hecho. Un año más, ya estaba toda la cofradía en la calle. Sus características túnicas azules fueron dejando por todo el recorrido esa impronta tan característica y personal de la cofradía del Arenal. La banda del Carmen de Salteras interpretaba Pasan los campanilleros mientras el palio se iba perdiendo por la calle Adriano camino de Pastor y Landero en busca de la Campana mientras Sevilla seguía disfrutando.