Entrar en el remozado pabellón de Estados Unidos de la Exposición del 29 es adentrarse en la espesura de un bosque conceptual, de un paisaje plástico o un campo visual en el que arte y naturaleza regresan a la actualidad expositiva con un nuevo discurso museográfico, la incorporación de siete piezas nuevas y un total de 27 artistas, entre los que figuran los más reconocidos creadores contemporáneos.
La remodelación definitiva de la sede de la Fundación Madariaga, que reabrió ayer sus puertas tras dos años de intenso trabajo, ha imprimido a su colección de arte contemporáneo -pintura y fotografía en su inmensa mayoría- una nueva vida.
Al lote de piezas reunidas bajo la consigna Arte y naturaleza por el galerista Pepe Cobo -asesor de la colección para los hermanos Madariaga- no sólo se le han unido siete obras nuevas (hasta un total de 34 de 27 artistas diferentes), sino que el paseo que propone la fundación, dos años después de la primera inauguración, incluye nuevos espacios, las piezas colocadas de otro modo y enfrentadas de manera novedosa unas a otras; así como ocho ejes temáticos que guían al visitante hacia la reivindicación naturalista que subyace de la muestra.
Abre la exposición el artista conceptual alemán Joseph Beuys con La revolución somos nosotros, autorretrato fotográfico en el que avanza decidido hacia el espectador, le mira de frente y le interroga. "Hemos sacado esta pieza de la sala uno para crear una especie de espacio previo de inmersión, que sirva de bienvenida; y quién mejor que este revolucionario y activista para recibir al visitante", explican durante una visita a la exposición.
A partir de ahí, el visitante se sumerge en una serie de propuestas naturalistas entre las que figuran El paisaje como ficción (sala I), con la recuperación de la colosal pieza de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), que prosigue en su línea de creación de espacios que sirven como "lugares para pensar" con una escultura que lleva por nombre Celosía y que, antes de la rehabilitación, no era visitable.
La sala III, agrupada en torno al epígrafe La naturaleza en continuo cambio, presenta, asimismo, una de las grandes novedades: una serie fotográfica de Olafur Eliasson (Dinamarca, 1967) que no estaba expuesta y que actúa como documentador del paisaje natural de las regiones nórdicas a través de imágenes tomadas por satélite.
Por su parte, en la sala V (La interpretación pop), la fundación ha ampliado la participación del artista sevillano Federico Guzmán (1964) que, cargado de su humor habitual, presenta una pintura nueva (Abollando la cuadrícula) junto a la instalación Reggaera.
Completan, en sucesivas salas (hasta ocho), obras de Andy Warhol (una serigrafía sobre el volcán Vesubio); Vik Muniz (Sao Paulo, 1961), el californiano Glen Rubsamen (1959) y el alemán Thomas Ruff (Zell, 1948).