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La comisión electoral de Kenia dice que no sabe quién ganó en las urnas

Continúa el caos en Kenia. Ayer, el propio presidente de la comisión electoral, Samuel Kivuitu, reconoció que no sabe quién es el ganador de las elecciones. Foto: EFE.

el 14 sep 2009 / 22:11 h.

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Continúa el caos en Kenia. Ayer, el propio presidente de la comisión electoral, Samuel Kivuitu, reconoció que no sabe quién es el ganador de las elecciones. Mientras, el país, en estado de alerta, espera la manifestación convocada para hoy por la oposición y prohibida por el Gobierno.

Kivuitu hizo temblar los pasillos del palacio presidencial al admitir en una entrevista publicada ayer por The Standard, uno de los dos periódicos más importantes de Kenia, que "no está seguro del triunfo de Mwai Kibaki", reelegido en los comicios presidenciales del pasado día 27. El presidente de la comisión electoral pide la apertura de una investigación independiente y asume la responsabilidad del anuncio de la victoria tras un recuento repleto de irregularidades denunciadas por la oposición y la Unión Europea.

Las denuncias sobre operaciones fraudulentas desataron una ola de violencia por todo el país, cuyo balance oficial es de 300 muertos, según el presidente Kibaki, más del doble según la oposición. Además, según la Cruz Roja Internacional, hay más de 100.000 personas que han perdido sus hogares.

El último episodio violento se produjo el martes, con la quema de una iglesia en la localidad de Eldoret, al oeste de Nairobi, en la que perecieron 45 personas, la mayoría niños y mujeres, un hecho que ha conmocionado al país y a la comunidad internacional. Las víctimas eran de la etnia kikuyu, la más numerosa del país y a la que pertenece Kibaki.

La oposición, encabezada por Odinga, jefe del Movimiento Democrático Naranja (ODM), culpa al Gobierno de robarles unos comicios en los que se atribuye un millón de votos fraudulentos y afirma que las fuerzas de seguridad han disparado contra sus partidarios de manera indiscriminada. Desde las filas del Partido de Unidad Nacional y en el seno del Gobierno responden que los incidentes son obra de gamberros al servicio de la oposición.

La capital recobró ayer su pulso normal en el primer día laboral después de diez jornadas festivas, pero muchos comercios permanecieron cerrados. Las principales arterias del centro siguen cortadas al tráfico y la Policía ya se prepara para la manifestación anunciada para hoy en pleno centro de Nairobi. Será una demostración de fuerza con la que Odinga pretende presionar al Gobierno, que el domingo decretó la prohibición de cualquier tipo de manifestación política.

Mientras tanto, el país sufre una penuria de alimentos básicos y combustible. Los supermercados registran una afluencia masiva desde ayer que ha vaciado las reservas de la mayoría de los establecimientos y en los barrios más elegantes, los residentes han acumulado comida y bebida para varios días y son pocos los que se aventuran a salir. En el Valle del Rift y en la costa no funcionan los transportes públicos por falta de gasolina. Sí parece, en cambio, que el volumen de violencia ha decaído desde el lunes, según fuentes de la Policía, en tanto en el extranjero se multiplican los llamamientos a la calma y las ofertas de mediación.

Genocidio. En esta coyuntura, el Gobierno de Mwai Kibaki señaló a sus rivales de la oposición como culpables claros de la crisis que vive el país. "Está quedando en claro que estos actos de genocidio y limpieza étnica estuvieron bien planeados, financiados y ensayados por líderes [del Movimiento Democrático Naranja] antes de las elecciones generales", decía un comunicado que fue leído por el ministro de Tierras Kivutha Kibwana en nombre de sus colegas.

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