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La consejera más heterodoxa

La titular de Fomento (IU) se ha hecho famosa por justificar los asaltos del SAT y tras aparcar las inversiones del Metro de Sevilla.

el 23 sep 2012 / 14:40 h.

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La consejera de Fomento y Vivienda no tiene ni coche ni casa en propiedad. No es, ni mucho menos, una consejera al uso. Lo mismo se salta el protocolo de un acto para escuchar los problemas de los vecinos, como ocurrió hace poco en Cádiz, que vende tickets en la caseta del PCA en la feria de Córdoba. Su rebeldía la ha hecho famosa. Es lo que tiene ser la más roja del Consejo de Gobierno andaluz.

A Elena Cortés le llaman la consejera del 15M porque se pone de parte de cualquier colectivo que reivindique algo. El jueves invadieron su departamento miembros de esta asamblea y ella los recibió gustosa. Igual que no dudó en visitar a los okupas de la Corrala Utopía, en Sevilla, eso sí, sin avisar a las cámaras para no invadir su intimidad. Tampoco se lo pensó mucho cuando bajó desde la reunión del Consejo de Gobierno a las puertas de San Telmo para escuchar a los extrabajadores de Santana, que mantienen un tenso pulso con la Junta. Ni rectificó después de afirmar que "llevarse un carro de comida por valor de 200 euros no es robar", para justificar el asalto a un supermercado y defender así a su compañero de filas Juan Manuel Sánchez Gordillo y al SAT.

No recibió ningún tirón de orejas público de sus compañeros del Ejecutivo andaluz, pero esta salida de tono le valió una dura reprimenda del PP. Los populares han encontrado en la consejera de IU un filón, también por haber sido la que ha paralizado oficialmente el Metro de Sevilla. Dijo sin tapujos que la Junta no tiene dinero y que, antes de continuar las líneas de la capital, hay que poner en marcha los metros de Granada y Málaga, que están a punto. Ella es así. No tiene pelos en la lengua ni se achanta por nada.

Elena Cortés es más conocida por las polémicas que ha protagonizado que por su larga trayectoria política. Se puede decir que esta cordobesa de 39 años ha echado los dientes en el partido. Se afilió a las Juventudes Comunistas de Andalucía durante las movilizaciones estudiantiles contra la primera guerra de Irak en 1991. Desde entonces es militante del PCE -siempre ha estado en el núcleo duro del PCA- y de IU. La vocación política le viene de su padre, un perito agrícola muy comprometido con la izquierda en su pueblo, Priego, pero que nunca tuvo carné. Su madre es ATS y ella, la mayor de tres hermanos. Se licenció en Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y pronto empezó a ocupar cargos institucionales. Ha sido concejala en el Ayuntamiento de Córdoba (desde 2003 a 2011), diputada de la Diputación provincial, miembro de la asamblea de Cajasur y responsable de Política Institucional en IULV-CA. Pertenece al círculo de confianza de Diego Valderas, es íntima de José Manuel Mariscal y su nombre sonó desde el principio para ocupar una cartera en el Gobierno de coalición de PSOE-IU.

Dirige, curiosamente, el mismo departamento que su exjefa, la alcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar, nombrada consejera de Obras Públicas en el primer gabinete de José Antonio Griñán. De sobra conocida es la fuerte discrepancia entre ambas. Cortés fue una imposición del PCA a la exregidora, que la colocó al frente de la Delegación de Educación. Nunca se llevaron bien. A punto estuvo de cesarla tras su incidente más controvertido. Ocurrió el Domingo de Ramos de 2008, cuando al pasar el trono de la Candelaria de la Hermandad del Huerto por su calle se escuchó desde su casa un sonido de sirena mientras en el balcón apareció una pancarta con la palabra No. Rosa Aguilar le obligó a disculparse y ella pidió perdón. Al año siguiente salió en una procesión de Semana Santa.

Este gesto demuestra otro de sus rasgos más evidentes: la disciplina. Sus colaboradores -que le llaman Elena, nada de consejera- la definen como "hiperresponsable". Se estudia a fondo los nuevos asuntos de la consejería, incluso en el poco tiempo libre que le queda. Esa capacidad de hincar los codos en los libros le viene de su etapa universitaria a distancia. Como consejera tiene una obsesión clara: acabar con los desahucios en Andalucía, para lo que está poniendo los escasos medios de los que dispone. Se ha implicado tanto en este drama social que ha visitado a más de una familia desalojada.

Es excesivamente puntual, llega a los sitios un buen rato antes y le gusta trabajar en equipo. Es cercana y sencilla para los que trabajan con ella, y seria y hasta "seca" para otros tantos. Mantiene una relación distante con la prensa, como si no se fiara demasiado de ella. Unos lo achacan a su inseguridad ante los medios. Tampoco confía en las redes sociales ni en internet, de ahí que no tenga perfil en Twitter o Facebook, por mucho que se lo hayan aconsejado. Celosa de su intimidad y de su vida privada, a Elena Cortés le gusta la playa, nadar al aire libre y a cubierto. Fuma pero siempre está intentando dejarlo, disfruta de la buena mesa y de la sobremesa con amigos, y le encanta leer. Sencilla y heterodoxa a la vez.

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