La reordenación del tráfico no sólo está motivando la transformación de los hábitos de circulación, también está afectando a la calidad del aire. El Ayuntamiento cuenta ya con un informe que revela un descenso de la contaminación. Las emisiones de monóxido de carbono han bajado un 16%.
Los beneficios del sentido único en la Ronda van más allá de las cuestiones de reorganización del tráfico y la reducción del tiempo para hacer el mismo trayecto. Estos cambios han posibilitado que la calidad medioambiental mejore desde la implantación de la dirección única de la Ronda, cuya primera fase -Glorieta Cayetana de Alba hasta la Carretera de Carmona- se acometió el 24 de agosto. Así lo corroboran los datos de un estudio encargado por la Delegación de Movilidad del Ayuntamiento, que cifra la bajada de monóxido de carbono, emisiones contaminantes producidas por el tráfico, en un 16% con respecto al año pasado.
El estudio se ha realizado con las mediciones de la estación situada en la Barqueta y recoge que el primer día laborable de septiembre el nivel de este gas contaminante era de 43.346 miligramos por metro cúbico. En este mismo punto, el primer día laborable del mismo mes en 2007, la cifra se elevaba hasta los 51.703 miligramos por metro cúbico. Es decir, 8.463 miligramos más que este año.
Los motivos de esta mejora en la calidad del aire se deben a la bajada de la densidad del tráfico, al haber menos atascos en la zona, en la que eran habituales antes de la remodelación de la Ronda. También el transporte público es mucho más fluido y más rápido. Además, todos los vehículos en dirección contraria a la de la Ronda están empleando vías alternativas.
Precisamente, la mejora de la calidad medioambiental es eje fundamental de la peatonalización del Centro, donde gracias a la puesta en funcionamiento del tranvía se están evitando 140.788 miligramos por metro cúbico cada año, en una zona de la ciudad que estaba saturada de tráfico y que perjudicaba, además, a monumentos como la Catedral.
En este sentido, la política de Tussam también está apostando por el transporte sostenible, pese a que el 50% de su flota aún utiliza como combustible el gasoil. El objetivo de la empresa pública de transporte es que en 2010 el 50% de la flota funcione con gas natural y el 50% restante con biodiésel. En la actualidad, el 34% de los autobuses se mueven con gas natural, lo que sitúa a Sevilla como la ciudad española con mayor número de vehículos que funcionan con este combustible y el 15% con biodiésel. Un 1% de los coches, los microbuses, son eléctricos.
