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La contracrónica: Ni Tapia ni la situación aguantan ya más

En el congelador de Los Pajaritos, el Betis sufrió tanto como un prisionero desnudo en cualquiera de los gulags de Siberia. 

el 09 ene 2010 / 22:37 h.

Nacho, al igual que el equipo, firmó un pésimo papel.

Desnudito y con todas las vergüenzas al aire se quedó el Real Betis Balompié sobre el hielo de Soria, junto al Monte de las Ánimas. Es difícil sentir bochorno cuando el termómetro no alcanza los cero grados centígrados.

Pues hasta eso fue capaz de conseguir el actual Real Betis Balompié. "Arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué", escribía Quevedo, como aviso a los que tratan de esconder el rostro delator de sus miserias, de la dura realidad, de sus penas principales. Toca al Betis arrojar por la borda el lastre de su cara actual.

De lo contrario, su rumbo (¿) disparatado le puede conducir a muchísimas partes... pero ninguna de ellas sería la Primera División.

El equipo construido por Lopera y su dirección técnica iba con lo justito para plantearse el ascenso, pero nadie en el seno de la entidad (¿quién...?) fue capaz de cuestionar la situación al mismo Lopera.

Tapia se ha revelado como un entrenador corto en gestos, acciones y planes. En un ambiente minado por el conflicto social, el equipo se ha ido desangrando en partidos clave a través de varias hemorragias: expulsiones increíbles, carencias tácticas, miserias varias... la imagen del peor desgobierno.

Tapia no puede seguir: por la sencilla razón de que este equipo, y ya se ha visto por enésima vez, no tiene pinta de poder ascender a las órdenes de ese mismo Tapia, cuyas decisiones (ayer, el banquillazo a Pavone, Dani...) se impregnan cada día más de miedo, racanería y conservadurismo.

Los jugadores tienen el electroencefalograma plano y no saben a lo que juegan. No se ve un plan, ni se le espera. La agresividad y el ritmo de partido son ridículos si se comparan con los de Real Sociedad, Hércules, Numancia... Murcia y Castellón. A Lopera toca afrontar la realidad y arrojar la cara... y hasta el espejo. Y la realidad dice que este Betis es insostenible.

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