Economía

«La cooperativa aguanta mejor el tipo siempre que tenga cohesión»

María José Álvarez Ávila, socia y vicepresidenta de Advocare, el primer despacho de abogados que se constituyó como cooperativa, reclama más jueces y personal para solventar la lentitud de la Justicia

el 12 sep 2010 / 18:55 h.

María José Álvarez, en el balcón del despacho de abogados Advocare, ubicado en pleno corazón del barrio de Los Remedios.

-En este río revuelto que es la crisis económica, ¿son muchas las ganancias de los despachos de abogados?

-Pues no. Están también revueltos ya que han caído en la trampa de una competencia no ilegal pero sí muy agresiva que olvida el coste empresarial. Aunque no se puede vender duros a pesetas, se hace con minutas por los suelos. Sí tenemos un baremo orientador de honorarios profesionales que publica el Colegio de Abogados y nos orientamos, pero hay una bajada agresiva que, salvo en quienes comienzan a ejercer, no se había dado antes.

-¿Y así se pierde calidad en el ejercicio de la abogacía?

-Hay despachos en los que sí, los hay en los que no. Es evidente que si se quiere sacar rentabilidad de una minuta muy baja, por lógica habrá que llevar más casos y la dedicación se resiente.

-¿Las minutas estaban antes caras y ahora han bajado o no lo estaban y sí se han desmoronado?

-No estaban caras y sí han bajado. Y está ocurriendo con la minuta de cualquier profesional.

-¿Cómo luchar?

-Ni siquiera desde el Colegio pueden hacerlo, dado que el baremo es sólo orientador. Sólo cabe responder con calidad y servicio y, en nuestro caso particular, vía cooperación. Si no podemos ofrecer un servicio integral al cliente por carecer de especialistas en una materia concreta, colaboramos con otros letrados.

-Una filosofía muy cercana al espíritu de cooperativa que tiene Advocare...

-Cooperar es básico.

-¿Por qué la fórmula de cooperativa para un despacho de abogados, algo inusual?

-En principio, los tres profesionales del despacho nos constituimos en sociedad civil, pero la forma de funcionar y el sistema retributivo eran comunes. Con el tiempo se fueron sumando profesionales y vimos que la cooperativa tenía ventajas fiscales y laborales y que hoy por hoy no existen tal cual. Decidimos montar la cooperativa, y nos costó nuestro trabajo por las limitaciones que fijaba la legislación y sus lagunas. Fuimos la primera cooperativa andaluza de abogados.

-Dicen que las cooperativas soportan mejor la crisis que el resto de las empresas...

-Los cooperativistas tenemos una doble cara, al ser socios y trabajadores. Buscamos el beneficio empresarial, por supuesto, pero nuestro objetivo no es el capital por el capital, sino asegurarnos un puesto de trabajo y tener una empresa con ganancias. Éstas algunas veces se reparten, pero normalmente se reinvierten. Al ser tu propia empresa y tu propio trabajo, tienes más claro que has de poner más empeño y, así, aguantamos mejor el tipo. De hecho, al hablar de sacrificios, los primeros recortes pasan por ti misma, por los socios.

-¿Y recomienda este tipo de sociedades al emprendedor?

-Cuando el grupo humano es cohesionado y fuerte, sí. Si no es así, no. La cooperativa tiene una gestión democrática, y ahí está la máxima de que un hombre es un voto. Si hay disidencias y discrepancias insalvables, dinamitan la gestión empresarial. Eso sí, por mucha gestión democrática que haya, también hay una gerencia, un organigrama y una departamentación, cuyas decisiones técnicas los socios podemos aprobar o no, aunque hasta un límite.

-Covap intentó constituirse en sociedad anónima para agilizar decisiones pero la mayoría se los socios lo impidió. ¿Es incompatible ser cooperativa y ser empresarialmente ágil?

-No, para nada. Empresarialmente somos eficaces y rentables. ¿Por qué una cooperativa que ha evolucionando bien durante años plantea transformarse o crear otra sociedad mercantil? Porque la Ley de Cooperativas, que está pendiente de una reforma que no sabemos cuándo llegará, encorseta a las cooperativas, a las que hay de dotar de un cariz más empresarial y, para ello, quitarles obstáculos legales.

-La Justicia es lenta. Con la crisis, ¿desespera?

-Parece que se está empezando a poner más medios en los juzgados mercantiles y se necesitan más. ¿En qué situación se queda una empresa atrapada por el concurso de acreedores de otra si se tardan meses en nombrar a sus administradores judiciales? Esa lentitud no puede seguir así, condena a una y a otra. Los casos penales son lentos, los administrativos no tanto.

-¿Cómo resolver la lentitud?

-Con más jueces y personal administrativo, no hay otra vía, y que rindan. Si todo funcionara igual que en una empresa, esto es, por objetivos, quizás saldríamos todos ganando. En algunos casos, la cifra de expedientes por juez es inviable, y no le puedes pedir que resuelva un caso en tres meses porque tiene montañas y montañas. ¿Cómo ha llegado a generarse la montaña?

"No tiro la toalla. Sigo buscando mi queso"

-Hemos hablado de emprendedores, pero los jóvenes quieren ser funcionarios...

-Y eso quería para mí mi madre. El trabajo de funcionario es muy respetable siempre que se realice bien, pero no es mi objetivo, aunque a veces eche en falta la estabilidad de un sueldo fijo.

-A este despacho, ¿qué casos llegan más en estos tiempos de crisis?

-Aquí tenemos muchos particulares, así que llegan sobre todo pleitos civiles y penales y, debido a la crisis, muchísimos despidos y gestión de morosidad empresarial y algunos concursos de acreedores. Somos un pequeño pulpo porque hemos tenido que diversificar, así que también asesoramos, incluso a las administraciones. Al hablar de empresas, los casos más dolorosos son los de la morosidad. Muchas veces cuestan más los trámites para recuperar el dinero que el importe de la mora.

-Y hasta las parejas se soportan más...

-El índice de separaciones ha bajado mucho por una mera cuestión de dinero.

-¿Las facultades de Derecho son una fábrica de parados?

-En mi época, año 1989, nos tiraban a las tablas de los juzgados sin más aprendizaje que la teoría. Existen ahora cursos voluntarios y complementarios de práctica jurídica, pero aún pienso que falta mucha práctica. ¿Una fábrica de parados? Si lo decimos desde el punto de vista de que hay más abogados que ciudadanos, pues casi, aunque la mayor parte no ejerce.

-¿Ser mujer es un hándicap para montar una empresa?

-Parece que no, pero sí. El primero parte de la propia familia. Hasta alguna que otra entidad financiera hoy día aún te pide el aval de tu marido.

-¿Pesimista u optimista?

-Realista. No tiro la toalla, sigo olisqueando en sitios diferentes, cambiando de tercio y volviendo a los orígenes. Estoy llevando temas que antes descarté, hay que apretarse el cinturón y buscar, como en el famoso cuento, mi queso.

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