Como en toda fiesta de primavera en Sevilla, las miradas estarán puestas en el cielo. No con la intensidad con la que se hace en Semana Santa, pero sí por otras razones además de para calcular la afluencia de público a la Feria. Porque también de la climatología depende el tipo de consumo que se realice. A más calor, más cerveza que se bebe. Si llueve, aumenta la preferencia por la manzanilla y el fino. Lo cuentan los bodegueros que riegan con sus vinos cada año el Real.
Sus cálculos sobre todo lo que se consumirá en esta Feria coinciden bajo la prudencia de ver qué tiempo hace al final todos los días y con la sombra de la crisis sobrevolando por cuarto año consecutivo, pues se estima que el consumo se mantendrá en cifras similares a las del año pasado o con una ligera caída en algunos casos. Al menos así lo estima Juan Hidalgo, director comercial de Bodegas Hidalgo-La Gitana, que apunta a que han enviado en torno a 200.000 botellas de manzanilla, un 5% menos que la edición anterior, aunque confía en que, al haber tenido una Semana Santa empañada por la lluvia, eso podría redundar en una mejor Feria, con algo más de margen para gastar. Para su bodega, esta fecha en el calendario puede representar en torno al 5% de la facturación anual de su manzanilla La Gitana.
"Los pedidos han estado en línea con otras ediciones", apuntan desde el Grupo Osborne, que ha enviado unas 100.000 cajas (de 12 botellas) al Real, a una media de 70 cajas por caseta, cifra que se eleva al hablar de las de distrito. De esa cantidad, el 90% se corresponde con la manzanilla -la mitad de ellas tiene como destino el rebujito- y el 10% es fino. "Aunque no se esperen grandes dispendios por la combinación del desempleo y la crisis, tomar una copa de vino tiene un precio asequible, de entre seis y nueve euros". Un apunte, este año Osborne cuenta con una edición limitada de botellas para esta Feria de Abril.
En seis de cada diez casetas de la Feria tendrá presencia otra de las habituales, La Guita, que cifra que durante esa semana se consumirán más de 650.000 botellas de manzanilla, lo que supone "un ligero aumento" si se compara con cifras de ediciones anteriores. Un año especial, recuerdan desde la bodega del Grupo Estévez, al tratarse de la segunda cita ferial que se celebre íntegramente en el mes de mayo, pues hay que remontarse a 1962 para encontrar la primera.
Correrá la manzanilla hasta tal punto que se abrirán 500.000 botellas de Solear en la Feria en más de 500 casetas del Real. Para Bodegas Barbadillo esta cifra supone mantener una cuota del 33% del consumo total, que sitúa en torno al millón y medio de botellas durante la semana. La bodega calcula así que se mantendrán los datos de 2010, ejercicio en el que se consolidó el aumento del 15% que se registró en comparación con años anteriores.
Barbadillo señala la Feria como "el principal y más representativo evento para la manzanilla", de modo que concentra el 7% del total de las ventas en todo el territorio nacional.
Es precisamente por esa razón por la que los principales bodegueros no entran en la guerra de precios, pese a la coyuntura, sino que su apuesta se centra en la calidad. De hecho, coinciden en destacar que el que se consume en la Feria no es un vino inferior sino embotellado apenas dos semanas antes del arranque de la fiesta tras pasar entre cuatro y cinco años en barrica. "La Feria es el mejor escaparate para los bodegueros", razón de peso para no jugársela.
LA RUBIA PREFERIDA
Para los que opten por la cerveza, Heineken, el fabricante de marcas como Cruzcampo, estima que el consumo rondará las mismas cifras que el año pasado, en torno a un millón de litros. Para ello, ha instalado 1.450 barriles y colocado 1.900 botelleros enfriadores. Como cifras curiosas, la cervecera apunta la instalación de 3.400 mostradores y 3.500 pizarras de precios, así como el uso de 3,5 millones de vasos de plástico a lo largo de toda la semana.
