Local

La 'correa' que ahoga al PP

Ocho meses después de que se destapara el caso 'Gürtel', el sumario desvela sobornos y una posible financiación ilegal.

el 10 oct 2009 / 19:23 h.

TAGS:

6 de febrero de 2009. Un temporal de nieve se cierne sobre gran parte de la Península. En Madrid hace frío, llueve a ratos y probablemente el PP hubiera preferido no levantarse de la cama. En plena investigación del caso de espionaje que los más atrevidos llaman el Aguirregate, cinco personas son detenidas mientras la Policía registra domicilios y despachos en Madrid y Valencia. Uno de los arrestados es Francisco Correa. Pueden llamarle Don Vito. Aquí empieza todo. Ocho meses después, 15 cargos del PP habrán perdido su puesto y uno de ellos será Ricardo Costa. Pueden llamarle Ric.

Aquel viernes negro empiezan a atarse los primeros cabos: Correa -que significa Gürtel en alemán- es un empresario muy ligado al Ayuntamiento de Boadilla del Monte, del PP. Pocas horas después fuentes del caso confirman que es el arquitecto de la trama corrupta. Junto a él son arrestados su primo Antoine Sánchez y Pablo Crespo, hasta entonces secretario de Organización del PP gallego. Sobre ellos pesan delitos de cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capital, delito fiscal y asociación ilícita. Rajoy aún no sabe lo que le espera o, si lo sabe, lo disimula bien.

A partir de aquel 6 de febrero la investigación empieza a retorcerse y las ramas de la trama a crecer hasta enredarse en la estabilidad de las agrupaciones populares de cuatro comunidades autónomas -Valencia, Madrid, Galicia y Castilla y León-. Si hubiera que evaluar el grado de la lesión que la red corrupta está produciendo en el partido, podría decirse que el PP de Castilla y León está herido leve, los de Madrid y Galicia heridos graves y el valenciano es un paciente terminal.

Dos días después de que todo comenzara entra en escena un nuevo personaje, llamado a ser protagonista. Se llama Álvaro Pérez. Pueden llamarle El Bigotes. Para más datos, su mujer fue mamachicho y Camps le quiere "un huevo". La Policía le detiene el 9 de febrero y la investigación señala que El Bigotes es el Don Vito valenciano. Es decir, que Álvaro Pérez es a Orange Market lo que Francisco Correa a Special Events, dos de las principales empresas a través de las cuales opera la trama corrupta. Paralelamente, salen a la luz los nombres de algunos de los miembros del PP presuntamente implicados en la trama: Arturo González Panero, alcalde de Boadilla; Guillermo Ortega, gerente del Mercado Puerta de Toledo de Madrid y Alberto López Viejo, consejero de Deportes de Madrid. Todos ellos acaban dimitiendo. La red corta cabezas.

Mientras tanto, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, el mismo que instruye causas contra ETA, contra el franquismo y Al Qaeda, se prepara para irse de caza con Mariano Fernández Bermejo, una escapada que le costará el cargo al ministro de Justicia. Pero antes de la excursión, el juez amplía su auto a 37 imputado a la vez que se convierte en otro de los protagonistas de la película. El sumario es secreto y el PP pide su recusación por filtraciones.

Pero será el 19 de febrero cuando la trama estalle del todo a través de su vertiente valenciana. Parece que Camps aceptó regalos en forma de trajes de la red corrupta. Conoce a Don Vito, es "amiguito del alma" de El Bigotes, aunque se aferra a sus "20 años de vida pública al servicio de los ciudadanos" para zafarse de la que se le viene encima. Dentro de ocho meses, el 53% de los valencianos creerá que su president le ha mentido sobre los trajes. Dentro de ocho meses, el secretario general de su partido, Ric, su mano derecha, recibirá la noticia de su cese mientras hace el Camino de Santiago.

La trama engorda. Pasan los días y nuevas imputaciones (hasta más de 60) y dimisiones siguen alimentando la trama. Salen a relucir los nombres del eurodiputado popular Gerardo Galeote y de Luis Bárcenas, que deja también su cargo de tesorero del partido. La sombra de la financiación ilegal acecha a Rajoy, el mismo que quiere ser presidente del Gobierno. La trama engorda. En estas circunstancias, Garzón envía parte del sumario al TSJ de Valencia, pero el PP se querella contra él por prevaricación porque entiende que ha investigado el caso sabiendo que no debía hacerlo. El juez no puede más y sufre un ataque de ansiedad, pero pronto saldrá de ésta y volverá al trabajo.

Mientras tanto, Don Vito, en la sombra, sigue poniendo en orden sus cuentas y manejando a sus secuaces. No sabe que todo lo que cuenta a su abogado desde su celda está siendo grabado y que, cuando se levante el secreto de sumario, todo el mundo sabrá que le preocupa el "puto pen drive", ya en manos de Garzón, que guarda años de contabilidad en dinero negro. El 23 de abril de 2009, mientras San Jordi reparte flores y libros, las primeras grabaciones de la Policía acreditan la amistad entre Camps y El Bigotes. El president declara ante el juez el 20 de mayo en un ambiente festivo y acompañado de su amiga Rita Barberá, la misma que cree que regalar un traje de 800 euros es lo mismo que regalar una lata de anchoas.

Pero Rajoy confía en Camps. Está "detrás de él, o delante, o al lado", o donde haga falta, con tal de no perder el feudo electoral valenciano. Y por eso el 2 de junio el líder valenciano recibe de nuevo todo el apoyo del partido en un acto de la plaza de toros de Valencia con motivo de las europeas. "Yes, we Camps". Dos meses después, acaba su calvario y el TSJ valenciano archiva la causa de los trajes. Pero la película no ha terminado. Queda un sumario por descubrir y alguna cabeza por sacrificar.

El momento amarguísimo llega el 6 de octubre. El levantamiento del secreto de sumario revela comportamientos cuanto menos feos. Son 17.000 folios de indicios que avalan la tesis de que el PP se financió ilegalmente al menos en Galicia y Valencia, y que 17 políticos del partido de Rajoy se enriquecieron por ello.

Conversaciones. Las escuchas destapan conversaciones inquietantes que podrían probar que: Costa pidió a El Bigotes que mediara para entrar en el Govern; el número dos de Camps recibió un reloj de lujo de la trama y quién sabe si un Infiniti FX50 de tapicería oscura; Alejandro Agag, el yerno de Aznar, pidió a la trama que organizara sus actos de su suegro; Las empresas de Don Vito soportaban la mayoría de los negocios de la Comunidad de Madrid y el ex consejero de Aguirre López Viejo recibía comisiones; hubo adjudicaciones ilegales en obras de Castilla y León; existía una Caja B en las empresas de Don Vito y el PP pagaba en negro... y miles de folios más.

La correa asfixia al PP. Y Mariano Rajoy, que comenzó pidiendo "indiferencia", ha terminado pidiendo la cabeza de Costa. El martes será cortada como una "manzana podrida". La fiesta en Valencia ha terminado, mientras que la fortuna de Don Vito descansa plácidamente en el extranjero.

  • 1