Economía

«La corrupción dañó al sector de la formación y a sus profesionales»

La crisis redujo la facturación a la mitad, pero Ecoem sigue siendo líder a la hora de preparar opositores docentes por su profesorado y su metodología, según Javier Sánchez, quien lamenta que en España interese más «adoctrinar» que educar.

el 01 feb 2015 / 12:00 h.

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Javier Sánchez Menéndez, director general de Ecoem, en una de las clases de su centro de formación en Sevilla.  / MANUEL GÓMEZ Javier Sánchez Menéndez, director general de Ecoem, en una de las clases de su centro de formación en Sevilla. / MANUEL GÓMEZ —Ecoem cumple 25 años, pero ¿cómo nació? —Por vocación. Era director de una academia de Sevilla y se me ocurrió montar esta empresa para ocupar un vacío que existía en 1988-1889. —¿Cómo evolucionó la firma en este cuarto de siglo? —El cliente está en las aulas, así que nos tenemos que adaptar al cambio social e ideológico que provoca la sociedad. Cuando empezamos prácticamente no había internet, ni los móviles ni el correo electrónico. Ahora en el ámbito de la formación las nuevas tecnologías evolucionan diariamente. —¿Cuántos trabajadores y centros tiene? —Unos 70 trabajadores y dos centros propios, uno en Sevilla y otro en Huelva. Además, colaboramos con otros, que no son franquicias, en Cádiz, Algeciras, Jerez, Málaga, Marbella y Córdoba. Nosotros formamos a su profesorado y utilizan nuestra metodología y material. El 90 o 95 por ciento de nuestra facturación proviene de la preparación de oposiciones y dentro de este porcentaje la mayor parte, otro 90 o 95 por ciento, es función pública docente, es decir, preparamos a maestros y profesores. —¿Especialización frente a diversificación? —No soy partidario de la diversificación ni de tener una tarta muy grande, me conformo con un pequeño pastelito. Ser especialista en un ámbito concreto enriquece y da muchas garantías a tu cliente, que es el opositor. —¿Cuánto le afectó la crisis? —La facturación bajó más de un 50 por ciento. Reducimos personal, gastos, infraestructuras, nos apretamos el cinturón todos pero con mucha honra y la cabeza muy alta. Lo importante es que seguimos aquí. Antes de la crisis facturábamos más de un millón de euros. 2012, 2013 y 2014 fueron años bajos y tenemos datos de que 2015 será mejor. —Entonces, se nota la recuperación. —Se está notando, pero muy lentamente. —¿Bajaron los precios? —Se mantuvieron e incluso bajaron. Preparar una oposición cuesta una media de 150 euros al mes. —¿Cómo superaron la crisis? —Apostamos fundamentalmente por la preparación online y por implantar en la preparación de oposiciones la enseñanza de idiomas. Para trabajar en un centro concertado privado como mínimo tienes que tener el B2. Y hay muy pocos funcionarios con el B2. En estos últimos años es una exigencia la apertura de bolsas extraordinarias porque las oposiciones en educación han estado con una tasa de reposición del 10 por ciento sólo. —¿Cuánto aumentó la formación on line? —En este curso se consolidó. El 25 por ciento de nuestros opositores se prepara online. Lo más curioso e importante es que nos vienen opositores de Castilla y León, Madrid, Extremadura... porque nuestro método sólo requiere estar presente un día a la semana o dos al mes. En una sesión presencial reproducimos completamente el proceso de la oposición. —¿La metodología es la clave de su éxito? —Sí, y la calidad de los preparadores. —¿En qué se diferencia su metodología de otras? —En estar a la última en contenido y continente. En facilitar al opositor desde la última ley u orden hasta el recurso tecnológico que acabe de salir. —¿Cómo respira el sector? Las irregularidades en cursos de formación están a la orden del día. —Estamos pasando un momento delicado. El sector privado está inmerso en una crisis. Soy defensor de una educación en manos de profesionales y en los cursos de formación en Andalucía, Madrid y otras comunidades se metieron manos ajenas, desde sindicatos hasta confederaciones de empresarios. Se cargaron un sector que formaba a muchos desempleados. La corrupción ha dañado mucho la imagen del sector de la formación y de sus profesionales. —¿Cómo ve la educación en España? —Interesa poquísimo, es una moneda de cambio generalmente política a la que no se le presta atención. Tengo un hijo que estudia industriales que ha vivido tres leyes orgánicas educativas y desde que se fundó Ecoem pasaron cuatro leyes. Los resultados son los informes Pisa. España precisa de un pacto de Estado por la Educación, como existe en otros países. Hoy en día a los gobernantes más que la educación les interesa el adoctrinamiento. —Dígame lo peor y lo mejor de la educación en Andalucía. —Lo malo es que no se mima al profesorado, no se le da importancia al docente. Y la orientación educativa, que me parece importante, está bajo mínimos. Y bueno... los mejores profesores están en la pública. EL PERFIL El fundador de Ecoem, por donde pasaron unos 20.000 alumnos, es un amante de la poesía y por eso también es el dueño de una de las editoriales más importantes de este ámbito no sólo a nivel nacional: La Isla de Siltolá. Un proyecto que le va «muy bien» y que compatibiliza con sus centros de formación. Tras dedicar 30 años a la educación exige y echa en falta un pacto nacional entre las fuerzas políticas similar al que existe en otros países. Sólo un ministro, dice, lo intentó, aunque sin éxito: Ángel Gabilondo. «Aquí hay adoctrinamiento», lamenta. A su juicio, en los últimos diez años los futuros profesores y maestros han salido peor formados de la universidad. Ellos, denuncia, «no saben dar clase».

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