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La crisis como pretexto para el retorno de la crispación

La crisis se convirtió ayer en protagonista absoluta del Debate sobre el Estado de la Nación, tanto por el conjunto de propuestas planteado por José Luis Rodríguez Zapatero, como por su utilización como arma arrojadiza y elemento de confrontación política por parte de Mariano Rajoy.

el 16 sep 2009 / 02:39 h.

La crisis se convirtió ayer en protagonista absoluta del Debate sobre el Estado de la Nación, tanto por el conjunto de propuestas planteado por José Luis Rodríguez Zapatero, como por su utilización como arma arrojadiza y elemento de confrontación política por parte de Mariano Rajoy. Muy lejos del pacto de los dos grandes partidos -que ya nadie espera para afrontar juntos la delicada situación-, las intervenciones se convirtieron en un conjunto de reproches, denuncias y duras acusaciones en las que el líder popular llegó a exigir a Zapatero que rectifique su política económica "igual que rectificó en política antiterrorista", devolviendo así el fantasma de la crispación y de la falta de unidad en un asunto tan delicado a un mes de las elecciones europeas. Zapatero ha reconocido que el Gobierno se ha equivocado sucesivamente en sus previsiones sobre la magnitud de la crisis, pero ha puesto sobre la mesa un paquete de medidas concretas que ha descolocado al líder del PP, quien abusó de la ironía y la caricatura sin desvelar alternativas concretas para evidenciar que los populares disponen de otras recetas efectivas para salir de la crisis al margen de las del Gobierno. Y es que algunas de las anunciadas ayer por Zapatero habían sido reivindicadas por el Partido Popular, lo que descolocó a Rajoy, parapetado en el catastrofismo, más empeñado en ridiculizar a su adversario que en mostrar un discurso de oposición a la altura de un debate tan trascendente para el país. Respecto a las medidas anunciadas por Zapatero, claramente enfocadas a la crisis por la urgencia y provisionalidad de su vigencia, las de mayor impacto han sido el recorte de las deducciones en 2011 por la compra de nueva vivienda, la equiparación de alquiler y compra en la desgravación fiscal; las ayudas directas para la compra de un vehículo y los beneficios a pymes en el impuesto de sociedades. La primera está claramente dirigida a desactivar la burbuja inmobiliaria y dar salida al stock de viviendas sin vender ya que incentivará la compra, la opción contraria a la que defiende el PP, que reclama más deducciones fiscales para activar la compra. Está por ver si todas las comunidades aceptan complementar la ayuda de 500 euros por compra de coche anunciada por Zapatero, que engordó la cifra artificialmente hasta los 2.000 euros. Las ayudas a las pymes suponen un alivio, pero corren el riesgo de que beneficien a los que menos las necesitan. Respecto al nuevo modelo económico y a los avances en tecnología aplicada a la educación, habrá que ver si se concretan en un plazo prudencial. Ése será el gran valor del discurso articulado por Zapatero, que mostró solidez y solvencia ante la difícil papeleta, pero que está obligado a cumplir sus compromisos una vez que ha bajado a lo concreto con un paquete de medidas, que más allá de las pequeñas trampas que encierran, pueden reactivar una economía demasiado dependiente del ladrillo y con una sangría de parados que no se corta. Toca al Gobierno pasar de las palabras a los hechos y demostrar que otro modelo económico y fiscal es posible para ayudar a la delicada economía de las familias españolas.

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