Economía

La crisis convierte al oro en la gran ‘cueva’ de los inversores

Su valor se quintuplica en ocho años. La tendencia alcista seguirá, según el sector

el 14 ago 2010 / 19:14 h.

En la imagen, lingotes de oro.

La crisis económica y la inseguridad financiera han recuperado el antiguo interés de los inversores por el oro, el valor refugio por excelencia, lo que ha multiplicado por cinco su precio en los últimos ocho años y prolongará la tendencia alcista hasta que doble su valor actual, según el sector.

La onza de oro puro (28,7 gramos) cotiza actualmente en el mercado de Londres en torno a los 1.200 dólares (939 euros), casi cinco veces más que en 2001 pero, según explicó a Efe la vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos (AEMP), Marion Mueller, la tendencia alcista "no ha hecho más que comenzar".

En el año 1980, tras la última escalada del precio del oro, la onza llegó a costar 850 dólares de la época (24 veces más que en 1969), lo que, ajustado a la inflación actual, supondría en torno a los 2.400 dólares.

Por este motivo, la AEMP cree que el ciclo alcista está en sus primeros pasos y no parará hasta alcanzar, al menos, el equivalente a la cifra de los ochenta, 2.400 dólares la onza.

Los elevados precios han disparado el número de transacciones, tanto de compras de lingotes de oro para invertir como de ventas por parte de las llamadas manos débiles, gente que en momentos de necesidad se desprende de sus joyas para ingresar algún dinero. Ahí está el ejemplo de los Montes de Piedad.

En los últimos años el número de establecimientos de compraventa de oro al por menor se ha disparado en España aunque, advirtió Mueller, "unos son más serios que otros y hay quienes no conocen el sector pero abren un negocio atraídos por los precios altos".

"Éste es el comienzo de un gran mercado alcista del oro", insistió, porque "mientras exista desconfianza" en la evolución de la economía española e internacional, los metales preciosos "serán un valor más seguro que las divisas".

La vicepresidenta de AEMP añadió que el ciclo alcista está en una etapa intermedia, de consolidación de la demanda de los grandes inversores, y que llegará a su máximo cuando despierte el interés de los pequeños ahorradores.

La demanda de oro como inversión se ha incrementado mucho en los últimos años e incluso los bancos centrales europeos han pasado de ser vendedores (para hacer caja) a compradores netos de este metal.

El banco central indio, apuntó Mueller, ha comprado al Fondo Monetario Internacional (FMI) 200 toneladas de oro, lo que supone una de las mayores transacciones de la historia, mientras que Rusia, que es el quinto productor del mundo, ha dejado de exportar.

"Hay un cambio de actitud hacia el oro", insiste, "porque es un bien tangible y eso es lo que busca la gente" para invertir en momentos de incertidumbre de la coyuntura.

El valor del oro está garantizado a pesar de las fluctuaciones económicas, porque no depende de las decisiones de los gobiernos y tanto las existencias como la producción son limitadas (a día de hoy circulan 166.000 toneladas de oro en todo el mundo).

En los últimos años muchas empresas mineras se han interesado por el negocio del oro, pero la producción anual se mantiene en torno a las 2.500 toneladas porque es un mineral difícil de encontrar y, además, los yacimientos necesitan entre cinco y siete años para comenzar a producir.

Este metal precioso mueve cada día 30.000 millones de dólares (alrededor de 23.476 millones de euros) sólo en el mercado de Londres y, según las previsiones de Marion Mueller, continuará así durante varios años porque "mientras la economía no esté saneada, el oro seguirá siendo el dinero por excelencia".

Las claves.

En tiempos de bonanza, el oro es una materia prima y la demanda para joyería marca los precios. En tiempos de crisis, el oro es ante todo una inversión, un refugio para el dinero.

La incertidumbre sobre la evolución económica, el vaivén bursátil y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria son factores que impulsan la inversión en oro como valor refugio.

Países emergentes como China y la India han irrumpido en la demanda de oro para diversificar divisas, mientras que los bancos centrales de los desarrollados han frenado su venta.

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