Más de 4,1 millones de parados. Ésta es la consecuencia más evidente en España de la crisis económica que azota el mundo desde 2008. El aumento del desempleo hace que cada vez más familias de clase media, al perder su fuente de ingresos, se vean obligadas a acudir a centros de ayuda para solicitar comida, vivienda o empleo. La pérdida de la ayuda de los 420 euros para los desempleados, anunciada por el Gobierno a partir de febrero de este año, sólo agravará la situación de muchas de estas personas.
Estos "nuevos pobres", como los llama Cáritas Española, suponen ya el 40% de los beneficiarios de sus servicios, según un estudio elaborado por esta organización y el Instituto Elcano. Se trata de personas que acuden por primera vez a sus centros, afectadas por el paro de larga duración, el elevado nivel de endeudamiento y la falta de protección social. Según el informe, muchos de ellos se sienten avergonzados de demandar ayuda.Así, Cáritas ha advertido que el número de personas atendidas por sus trabajadores se ha duplicado, pasando de 370.251 a 788.811 usuarios en 24 meses, según la memoria anual de 2009.
Desde Cruz Roja constatan también un incremento del 83% en las personas ayudadas en 2010 respecto a 2008, según se desprende del tercer Boletín sobre Vulnerabilidad Social. Esta organización asegura que la crisis económica provoca la incorporación a sus programas de personas que antes de la crisis tenían una vida normal.
Dentro de estos grupos que ahora solicitan ayuda hay entre 26.000 y 30.000 personas que no tienen un techo donde vivir. Muchas de ellas pertenecen al perfil del "nuevo pobre". En 2008 el perfil del más necesitado estaba claro: se trataba de un hombre, ya que el 89% pertenecían al género masculino, según los datos de Cáritas, con una edad media de 41 años, soltero y tanto españoles como extranjeros, aunque se apreciaba un porcentaje mayor de inmigrantes, con un 57%.
En cuanto al nivel de estudios, el 41% tenía una formación básica.Ahora la coyuntura económica ha provocado cambios. "A los perfiles tradicionales de personas que han tenido problemas con las drogas, el alcohol, o acaban de salir de la cárcel, se añaden nuevos perfiles: personas más jóvenes, más españoles y más inmigrantes que no encuentran trabajo", explica Pepa Vera, coordinadora de la unidad móvil de emergencia social de Cruz Roja en Sevilla.
Un rasgo muy característico en los últimos años es la subida del grado de formación de los necesitados. Esto se debe, según Vera, a que cada vez hay un porcentaje mayor de españoles y gente joven, y en el país "la educación secundaria es obligatoria desde hace años". Para Juan Pedro Álvarez Giménez de Aragón, presidente del Banco de Alimentos de Sevilla, un factor que explica esta realidad es que "ahora afecta mucho el paro prolongado de personas que tenían una situación social estable. Se trata de personas que han tenido estudios y un trabajo fijo".
Además entre los sin techo hay ahora más jóvenes. La responsable de Cruz Roja encuentra en la calle casos de adolescentes que se han ido de casa, por ejemplo, porque son homosexuales y su familia no lo acepta. En estos casos, desde esta organización se hace mediación y reconciliación familiar, ya que "no es el perfil típico del sin hogar", explica Vera. También existen muchos casos de hombres separados.
Según relata la coordinadora, el hombre llega a la calle debido a que la mujer recibe la casa y se queda con la custodia del niño. Si el padre pierde el trabajo, "el subsidio no le da para pagar las dos casas, por lo que comienza a vivir en el coche y cuando el banco se lo quita, acaba en la calle". "Son personas a las que se les ha ido complicando la vida", agrega Vera.También se les ha complicado la vida a los inmigrantes, que llegaron a España buscando unas mejores condiciones de vida, pero hoy no consiguen un empleo.
"En 2009 se empezaron a encontrar personas inmigrantes muy jóvenes que están en la calle porque no encuentran trabajo, por ejemplo, de temporeros", expresa Gloria Rivas, responsable en Sevilla del área de inclusión social de Cáritas.
Según Pepa Vera, es muy importante rescatar al principio del proceso, "porque la calle quema mucho y no es fácil volver a integrarse en una familia".
En este sentido, Álvarez Giménez de Aragón cree que la responsabilidad de este problema recae en las administraciones públicas. "Las instituciones benéficas y ONG llevan a cabo su labor, pero tienen medios limitados, no pueden atender a todas la personas", subraya.
Para erradicar esta problemática se ha puesto en marcha la campaña Nadie sin derechos.
Nadie sin hogar, que lucha para acabar con el sinhogarismo en 2015. "Es difícil, pero pensamos que es posible", explica Rivas antes de añadir que "en este proyecto intervenimos mucha gente, y si queremos, podemos intervenir todos. Trabajamos para que un día no haya nadie que duerma en la calle".