Génova se incorpora al registro de fracasos de Manolo Jiménez en el banquillo del Sevilla. El técnico de Arahal, tras la eliminación de la UEFA, vuelve a copar el debate del sevillismo, dentro y fuera del club. El viaje hasta Palma de Mallorca fue un ejemplo.
La eliminación ante la Sampdoria ha sido un duro golpe para la afición sevillista y para el club. Las caras en el viaje hasta Palma de Mallorca lo dejaban claro. Por un lado, las de los miembros de la entidad, que reflejaban claramente el fracaso al que se acababa de asistir. Y por otro, la de los aficionados que viajaron con el equipo. Las críticas y la decepción fueron la tónica general con un protagonista absoluto, Jiménez.
Si bien hasta el momento se mantiene en una posición privilegiada en la Liga, el técnico sevillista volvió a incidir el jueves en una nueva desilusión tras las de la Copa del Rey de la pasada temporada y ante el Fenerbahçe en la Liga de Campeones. Hasta el momento, el Sevilla de Jiménez sólo ha sido capaz de sacar adelante tres eliminatorias decisivas, y las tres ante rivales inferiores y con sufrimiento, como las del Denia y la Ponferradina en la Copa del Rey y ante el Salzburgo en la Copa de la UEFA.
A ello se le suman ciertos factores en su contra, como la empecinada utilización de Mosquera, como lateral además, la pertinencia de las rotaciones y los partidos elegidos para hacerlas, su falta de valentía en ciertos partidos y la falta de reacción ante las circunstancias adversas. Así las cosas, la brecha que abre cada debate sobre el entrenador, suturada tras las victorias ante el Real Madrid y el Villarreal, vuelve a ponerse en carne viva. En cualquier caso, y más allá de los debates y las opiniones, en el club siguen considerando a Jiménez la opción más válida para llevar a buen puerto la temporada.
Otra cosa es la afición nervionense. Con el nuevo fiasco el enfado y la desconfianza hacia el papel del entrenador y ciertos futbolistas ha crecido. Si el preparador sevillano, por su idiosincrasia, nunca ha gozado del apoyo total de los seguidores, en los momentos malos vuelven a aflorar las discrepancias. Con todo, sigue teniendo el técnico sevillista sobre la mesa sus cartas de la Liga y de la Copa. A ellas fía su futuro.
