"Es cuestión de días o de semanas, pero el cierre es inminente y no hay otra solución". Es la reflexión de sor Clara Moya Segura, la abadesa del convento de Santa Cruz de Córdoba, el referente de las clarisas franciscanas de Andalucía. Su monasterio, tras 545 años de existencia, tendrá que echar el cierre porque las 17 hermanas que en él residen no tienen dinero suficiente para hacer frente a la hipoteca del inmueble y asumir el alto coste de la restauración del convento, de 6.000 metros cuadrados, y que alberga joyas del barroco y el renacimiento, según adelantó ayer el diario Córdoba.
La crisis generalizada ha sido la principal culpable de este cierre ya que las monjas abonaban sus gastos con el dinero que lograban con la lavandería, el taller de sastrería y el obrador de dulces instalados en el recinto. "Ahora los arreglos y la limpieza se hacen en casa para ahorrar y los dulces se venden mucho menos. En poco tiempo nos hemos quedado con lo justo", lamenta la abadesa.
Estos días están esperando una carta del Vaticano que les permita cerrar el convento, si antes no llega "un comprador privado o una ayuda pública que mantenga el edificio en pie". Si no se produce el milagro, las hermanas deberán dispersarse por toda España. Hay monjas de África, India, Colombia o México que se están planteando volver a sus países. "Queremos que alguien conserve este edificio tan hermoso, aunque nosotras no podamos quedarnos. Si logramos una ayuda para un centro nuevo, chiquito, aunque sea en las afueras, nos quedaremos encantadas en Córdoba", añade.
Sor Clara explica que cada vez que intentan hacer una reforma ellas mismas "se desprenden nuevas celosías o losas o escayolas", debido al mal estado del inmueble. Actualmente, el convento contiene un palacete barroco -que está en ruinas-, con importantes restos de pinturas y estucos. La iglesia cuenta además con valiosos azulejos, únicos en la ciudad, y un retablo del XV.