-Wingenia es una empresa patrimonial. ¿Qué significa eso?
-El objetivo de Wingenia es que las participaciones que tengo en distintas empresas estén bajo un mismo paraguas. Así, me sustituye como accionista y se convierte en administradora única. Además de Tentusol -firma de renovables que monté para la promoción y el desarrollo de energía fotovoltaica y de la que tengo el 50%- y Prodiel -en la que entré en 2008 (tengo el 50,1%) y que se dedica principalmente a la baja y media tensión y que también lleva temas de renovables-, cuento dentro de la empresa con Inversiones Econova, dedicada a la obra civil y reformas, y con Realza Energy, a través de la que promociono una planta de biomasa en Aznalcázar. Además, en Wingenia se incluyen otras 12 o 13 empresas que son sociedades vehiculares instrumentales, para explotar parques fotovoltaicos.
-¿Y ahora hacia dónde mira su negocio?
-En estos momentos estamos viendo inversiones patrimonialistas, como la adquisición de edificios. En lo que se refiere al sector de la ITV, con el que estoy relacionado profesionalmente, estamos barajando la entrada en Portugal. La crisis nos ha enseñado que no se puede estar en un único mercado ni en un único sector. En cualquier caso, las renovables tienen un potencial muy grande, que se ha visto reducido en España por el marco regulatorio, pero Latinoamérica abre un abanico de oportunidades. La madurez está llegando a algunas de ellas. En la fotovoltaica, con la nueva normativa, se van a desarrollar pocos parques. Sólo se montarán los que tengan un gasto de promoción barato y una evacuación fácil, porque el resto no será rentable con la nueva tarifa. En Francia o Chile se duplica la que habrá en España. La prima que antes había en España era de 0,46 céntimos por kilovatio hora, y ha pasado a 0,32. En breve pasará a 0,14. Aunque ha caído el precio de la tecnología, no lo ha hecho tanto.
-La fotovoltaica ha dejado de ser rentable entonces...
-Sí es rentable aún, porque no ha llegado la bajada, pero hay otros frentes con más posibilidades, como la biomasa. La eólica sigue siendo interesante porque, a pesar de que los enclaves se van agotando, el precio kW/h está muy cerca del precio del pool. La fotovoltaica lleva años mal.
-¿Qué problema hay en la normativa?
-La regulación estaba equivocada desde el principio, porque todo el mundo intentó entrar cuando las primas eran altas. El inversor paga esa mala regulación. También ha pasado como en la construcción, que ha habido especuladores que entraron y salieron porque no tenían vocación y no aportaban valor añadido. El mercado está depurando mucho e incluso empresas importantes echan el cierre. Son momentos duros porque no hay financiación.
-Ante esto, ¿qué van a hacer sus empresas?
-Vamos a construir menos, aunque lo bueno que tienen nuestras sociedades es que tienen ingresos recurrentes por el mantenimiento de las instalaciones.
-¿Y sus mercados objetivos dónde están?
-Estamos entrando en Panamá, Nicaragua y Egipto, pero de manera gradual. También queremos posicionarnos en Chile y Colombia. En algunas zonas de Suramérica podemos entrar a través de la electrificación. El precio que pagan por la energía es tan alto que conviene hacer las instalaciones aun sin primas. Las empresas que tiene Wingenia pueden ser muy competitivas porque, si se unen, lo ofrecen todo.
-Y ante este panorama, ¿cómo está la financiación?
-Hay más dificultad. Se hace a través de dos mecanismos. O vía proyecto, en el que la garantía para el banco es éste en sí, o corporativa, a través de préstamos. El primer caso hace que la banca sea más reticente por los cambios regulatorios. Si te cambian las reglas del juego es difícil que te la den, aunque los números salgan. Las vías tradicionales están cerradas y hay que buscar bancos en otros sitios como Alemania. En España sólo financian BBVA, Santander y La Caixa. Para sectores como la biomasa sigue abierto, porque gusta, igual que para la eólica, pero cuatro cambios normativos como los de la fotovoltaica en dos años asustan.
-¿Cómo le afecta la crisis?
-No hemos sufrido como el resto gracias al negocio recurrente. Además, tenemos un contrato con Endesa de mantenimiento. Hemos sufrido una caída de la facturación, pero superable.
-Y siendo una empresa patrimonial, ¿no se le acercan otras en crisis para que aporte capital?
-Se acercan algunas con problemas, pero no me gusta ver los negocios como una caja negra, con una entrada y una salida, ni entrar en él si no lo conozco o lo hago de forma testimonial.
-¿Y cómo va España de cara al objetivo energético de 2020?
-Llevaba una marcha importante, pero se ha parado. Nos han adelantado China y Alemania, aunque en campos como el solar exportamos tecnología.
-¿Por dónde pasa el futuro?
-Por que cada uno tenga su instalación en casa y que lo que le sobre lo pase a la red. Así se eliminarían redes. La minieólica va por ese camino, por el consumo propio, y los números comienzan a ser rentables. Calculo que en cuatro o cinco años se expandirán. En Alemania ya se hace y en Portugal hay ayudas para ello. Para que la minieólica sea rentable tiene que aparecer el real decreto que estamos esperando, con el fin de minimizar los trámites y de que haya una regulación para que los excedentes se viertan a la red por el mismo precio.
Perfil. De la ITV a la energía ‘verde'
Este ingeniero industrial por la Universidad de Sevilla, que realizó un máster en Gales, se incorporó al mercado laboral a través del sector de la ITV, en el que comenzó como director de operaciones en Puerto Real, para pasar a ser gerente y explotar otras instalaciones en Portugal. Gracias a sus conocimientos, un grupo catalán que se hizo con la ITV de Madrid lo contrató como gerente, pero se trata de una empresa que cuenta también con inversiones en renovables. A partir de ahí, se lanzó al negocio de la energía verde, a través de la firma Tentusol, dedicada a la promoción y al desarrollo fotovoltaico. En la actualidad, mantiene su puesto en Barcel Euro Inversiones, que explota parte de los productos de energía renovable que desarrolla Haro a través de sus empresas.
