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La crisis económica y la violencia de género

El mismo día que me comprometí con el director de este periódico a colaborar en él, fui víctima de un atraco en la misma puerta de mi casa en el centro de Sevilla. La vulnerabilidad que uno siente cuando es víctima de un acto así lleva a buscar explicaciones racionales, que en mi caso...

el 15 sep 2009 / 22:44 h.

El mismo día que me comprometí con el director de este periódico a colaborar en él, fui víctima de un atraco en la misma puerta de mi casa en el centro de Sevilla. La vulnerabilidad que uno siente cuando es víctima de un acto así lleva a buscar explicaciones racionales, que en mi caso me condujeron hasta los datos sobre la crisis económica y al aumento del paro. Sin embargo, mis pesquisas no me llevaron a la constatación estadística de un incremento de la delincuencia callejera como consecuencia del agravamiento de la crisis económica, sino al de otro tipo de violencia, que desgraciadamente, nos es bastante familiar: la violencia de género. En Estados Unidos y en varios países latinoamericanos, las autoridades llevan meses alertando de los efectos que la crisis económica está teniendo en el aumento del número de suicidios y de casos de violencia de género. En Estados Unidos, tanto el servicio nacional de prevención del suicidio como la línea de prevención de la violencia familiar batieron récord de llamadas en el 2008. La mayor parte de los agresores y de los suicidas eran hombres, y la crisis económica, como causante de la violencia, aparecía en un porcentaje muy elevado de casos.

Es difícil sacar conclusiones rigurosas sobre la relación entre la crisis económica y el aumento de la violencia de género ya que las causas que explican esta última son complejas y también han venido dándose en épocas de bonanza económica. No obstante, sí que podemos esgrimir algunas hipótesis relacionadas con los distintos roles que se espera jueguen hombres y mujeres en nuestra sociedad.

Los análisis realizados sobre el comportamiento de mujeres y hombres en los mercados de trabajo en las crisis económicas que se han sucedido en las últimas décadas, han demostrado que las mujeres resisten mejor las crisis que los hombres. Por una parte porque los empleos de las mujeres son por lo general más flexibles, baratos y precarios que los de los hombres. Y por la otra, porque el papel protector materno que la sociedad les atribuye y en el que están socializadas, las hace aceptar cualquier trabajo o actividad para garantizar el mantenimiento de su familia. Desgraciadamente, para muchos hombres quedar en el paro equivale a no poder desarrollar el papel socialmente impuesto de sostenedores económicos y ganadores de pan del grupo familiar, lo que además de la quiebra de la autoestima, puede llevar a una situación de pérdida de control que a menudo ha desembocado incluso en el suicidio. Si bien esto último era un hecho conocido y constatado en otras crisis económicas y en muchos países, no lo había sido el aumento ostensible de la violencia de género.

Puede estar ocurriendo que la pérdida de control y de poder fuera del hogar, que supone la pérdida del empleo, les lleve a reafirmar su poder y control en la familia.

La pérdida de control y empoderamiento de los hombres -o la ganancia de dicho control y empoderamiento por parte de las mujeres-, es una de las razones principales que explican el aumento de la violencia machista en los últimos años, en una sociedad como la española que ha dado importantes pasos hacia la consecución de la igualdad de género. Esperemos que los poderes públicos consigan desarrollar pronto un paquete de medidas eficaces para combatir la crisis económica y que no veamos también aquí este efecto perverso de la crisis porque con lo que tenemos nos sobra. El año 2008, con 81 mujeres muertas por violencia machista, ha sido el más sangriento desde que se realiza este macabro registro. En 2009, ya llevábamos cinco, con Marta, ya son seis.

Vicerrectora de la Pablo de Olavide

lgalvez@upo.es

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