Hasta el día de la puja las obras están expuestas en un auténtico museo efímero -permanecerá sólo 10 días, hasta el 19 de noviembre- en la sede de la Fundación Cajasol, en la calle Imagen. Y no sólo brilla el San José con el Niño de Murillo: si los pujadores sevillanos se animan la ciudad recuperará una Santa Faz del siglo XVI que estuvo en la catedral hasta el saqueo napoleónico de 1810. su precio de asalida es de 120.000 euros.
Sin embargo, en la subasta también hay lugar para piezas de joyería o láminas que costarán en torno a los 250 euros, con lo que los organizadores esperan que no sólo grandes fortunas se acerquen a pujar y se abra "al gran público", como expuso en la presentación el presidente de Cajasol, Antonio Pulido.
De hecho, este año la crisis ha facilitado que particulares e incluso instituciones se hayan desprendido de lo que en su día fueron inversiones en obras de arte en busca de liquidez. Es el caso del Murillo, en su día un regalo de bodas de la abuela del vendedor. "Es la mejor subasta en cuanto a boras de arte de la historia [de las subastas de Cajasol, que se remonta a 1989]", recordó el propio Pulido.
Junto al Murillo y esta Santa faz firmas como el del discípulo de Rubens Van Dyck o el del hermano del poeta Bécquer, Valeriano Bécquer, tienen su hueco en el catálogo de la exposición previa a la subasta, que cuenta con piezas pintadas entre los siglos XIV y XX. Destaca también una representación de la Puerta de Carmona de Sevilla hecha por el francés Henri Pierre Leon Pharamond Blanchard, un enamorado de la Sevilla de hace más de 150 años. Este cuadro ha enamorado al presidente de Cajasol, pero dejó claro en la rueda de prensa que ni es marchante de arte, ni lo colecciona.