Los proyectos caen uno tras otro. Las administraciones y el sector privado han echado el freno inversor, lo que ha provocado un goteo de iniciativas paradas o fallidas en los últimos meses: el edificio de Moneo, la Gavidia, los pisos de Cruzcampo, la Ciudad del Empleo, la Ciudad del Caballo... Entre todos, suman una inversión superior a 1.200 millones.
Cerca de una veintena de proyectos, muchos de ellos considerados estratégicos para la ciudad, están prácticamente congelados. No hay dinero. El sector privado ha dejado en el aire grandes iniciativas, mientras que el público no ha tomado el relevo. La inversión del Estado en la provincia ha caído un 16% -el mayor descenso desde la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero- y los presupuestos de la Junta han revelado una congelación de los fondos destinados a Sevilla. El incremento se ha imitado al 5%, el equivalente a la inflación, muy lejos del 21% y el 11% de años anteriores. Y en unos días se despejarán los escasos interrogantes del presupuesto municipal del Ayuntamiento, cuyo margen de maniobra es más limitado que nunca.
El resultado es que se pierden grandes proyectos urbanísticos e institucionales llamados a ser los nuevos referentes de la ciudad. Desde el rescatado edificio de Moneo, a los terrenos de la Cruzcampo, pasando por los nuevos espacios de desarrollo urbanístico que iban a albergar 25.000 pisos y la ampliación del Metrocentro. Algunas de estas iniciativas eran esenciales para la estabilidad de las arcas municipales. El Ayuntamiento contaba con los ingresos que se obtendrían de dos grandes operaciones inmobiliarias y urbanísticas: la venta del edificio municipal de Diego de Riaño y la recuperación del proyecto de Moneo en el Prado. Entre las dos, más de cincuenta millones de euros. En el primero de los casos, la subasta quedó desierta y ahora se buscan compradores con una rebaja del 10%. En el segundo, aunque el 18 de septiembre se aprobó la cesión del solar a Tussam valorado en 40 millones de euros, el Consistorio tiene serias dudas sobre las opciones de que un inversor quiera construir un gran edificio de oficinas, un hotel y un aparcamiento de 1.000 plazas en esta coyuntura económica -con el riesgo añadido de llegar a un acuerdo con el arquitecto-. Una situación similar se ha producido en La Gavidia -nadie ha concurrido para hacerse cargo de la rehabilitación-.
Otros formaban parte de lo que el Gobierno denomina el "nuevo modelo de ciudad". Entre ellos el acuario, que sigue parado. El promotor pidió ayuda para poder continuar con el proyecto valorado en 20 millones de euros -de los que sólo se habían ejecutado 5-. Pero la respuesta del Puerto fue contundente: si no hay garantías de liquidez se retira la concesión. El promotor de la Ciudad del Caballo tampoco ha encontrado un excesivo respaldo a su plan de construir un enorme complejo destinado al caballo en Torrecuéllar -con un coste de 25 millones de euros-. Ha visto como todos sus planes caían aunque el Consistorio le tendrá que indemnizar con 2,9 millones de euros que le correspondían de indemnización.
La crisis ha cogido al Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) en plena fase de impulso con grandes proyectos de crecimiento y de renovación del espacio urbano en marcha. La mayor parte de ellos han quedado aparcados. No hay plazos. Y en todo caso, las promotoras optan por impulsar sólo los apartados más rentables.
La mayor inversión prevista en Sevilla -750 millones- tiene a la antigua fábrica de Cruzcampo como escenario. 1.963 viviendas en una promoción en manos de Urvasco y firmada por cuatro de los más importantes arquitectos a nivel internacional. El plan se completaba con un hotel y una zona comercial de lujo. Todo está pendiente de que Urbanismo apruebe la revisión del proyecto. Tampoco está claro el futuro de Santa Bárbara, donde se preveía invertir 235 millones para construir 17.000 viviendas. Buen Aire, la Hacienda del Rosario y Palmas Altas Sur atraviesan situaciones similares. En total, 23.500 viviendas que llevan meses en el aire. Sin apenas plazos.
Aunque esta crisis se ha intentado compensar con la aceleración de algunos proyectos -la SE-40 y la SE-35, principalmente-, hay grandes proyectos públicos que no se sostienen ante la falta de fondos. La Ciudad del Empleo lleva años de retraso al poner el Gobierno central reticencias a vender su patrimonio. Tampoco hay recursos -al margen de diferencias políticas- para asumir la ampliación del tranvía a Santa Justa, que con sus aparcamientos, ascendía a más de 72 millones de euros. Se ha salido de la agenda, al igual que el autobús fluvial -1 millón de euros-, la televisión local -3 millones- , el Museo de Bellas Artes -1,3 millones en su primer año-, los dos pasos subterráneos previstos para aliviar el tráfico en la ciudad, los aparcamientos de Barqueta y el Prado o el nuevo paso peatonal a la Cartuja.
