Cultura

“La crisis ha destrozado la semilla del cine andaluz cuando estaba naciendo”

El director Antonio Cuadri rueda en el Monasterio de San Isidoro del Campo su nuevo filme, 'Thomas vive'

el 19 jul 2013 / 23:35 h.

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Antonio Cuadri. Antonio Cuadri. Se puede ser director de cine, que viene a ser lo habitual, o se puede tener una cámara como extensión natural de la mano. El segundo caso es el del realizador sevillano Antonio Cuadri. Lo ha hecho todo en el mundo de la imagen. Comenzó como intenso cortometrajista, abrazó el largometraje –con su peldaño más alto, por ahora, en aquella aventura junto a Cobos Wilkins en Río Tinto titulada El corazón de la tierra–, ha rodado decenas de spots para televisión y múltiples capítulos de series. “Profesional del audiovisual”, así se define. Y camaleón. Porque Cuadri se adapta a todo. Estos días rueda en el Monasterio de San Isidoro del Campo Thomas vive, una modesta producción cuya principal distribución la hallará en internet. –¿Que sea una universidad la que produce su nueva película no es un caso extraño? –En el mundo anglosajón desde hace décadas la reglamentación fiscal hace que se invierta mucho en el mundo de la cultura. Y, a falta de la Ley de Mecenazgo en España, es importante que instituciones como la Universidad Internacional de La Rioja apuesten por vocación por el cine. Además, tenemos que empezar a acostumbrarnos porque las subvenciones públicas están en abierto retroceso. –Usted rodó con un presupuesto holgado El corazón de la tierra. ¿Se ha convertido, por ahora, en su filme barrera? –No. Sinceramente la grandeza de una película no la da el presupuesto. Una de las cintas a la que más cariño guardo es La buena voz, que rodé en Bilbao, una historia muy pequeñita y muy honda. Definitivamente el tamaño emocional de una obra de arte no se mide con dinero. Por otra parte creo que, hoy día, hay dos posibilidades a la hora de rodar. De un lado, grandes proyectos en coproducción, en castellano o inglés, que aspiran a un mercado internacional. De otro, cine independiente que aprovecha las nuevas tecnologías para su realización y para su difusión. –En ese sentido El corazón de la tierra y su reciente Thomas vive representan dos extremos... –Ciertamente son dos producciones muy antagónicas. Pero a mí no me condiciona el dinero, mi primer cortometraje, Antoñito José se va a la mili (1977), costó el equivalente a 80 euros. Durante años hemos hecho películas buscándonos la vida y con mucha imaginación. Ahora la técnica digital es una bendición porque nos posibilita multiplicar los recursos. –En el año 2000 rodó La gran vida, una comedia universal con Salma Hayek con gran repercusión en EEUU. ¿Qué le parece el éxito actual del humor cien por cien costumbrista? –En España hay una gran tradición de la comedia local, pero esto es algo que a mí no me ha interesado nunca. Se hacen pocas comedias con un esquema clásico, universal. No, yo no rodaría una humorada pintoresquista. –Deja mucho tiempo entre cada película y dedica una gran atención a la televisión. Hay colegas suyos que opinan que es un medio que no dignifica... –Me considero un trabajador del audiovisual. El término director de cine puede ser una profesión, sí, pero conviene matizar muchas veces. Y sobre todo hay que tener amplitud de miras. He hecho muchos capítulos de Cuéntame, y le aseguro que es una de las pocas series que he dirigido encantado. Me parece una serie con valores, muy digna, cada episodio es un telefilme escrupuloso. Lo que jamás haré son cosas a medias, siempre me meto a fondo. Me han ofrecido dirigir telebasura y series que no me han parecido buenas y no lo he hecho. Hasta la fecha siempre he intentado, y conseguido, mandar en mi hambre y hacer sólo cosas que me gustan. –¿El cine andaluz es más una realidad o una etiqueta con funcionalidad turística? –Hay una sensibilidad andaluza a la hora de hacer cine porque hay una retina andaluza, porque hay una escuela musical andaluza y una escuela pictórica andaluza. Por la luz, por nuestro entorno cultural y por otras cosas misteriosas, claro que hay un cine andaluz. –¿Y dónde está que apenas es visible en la actualidad? –Ocurre que la crisis ha destrozado la semilla del cine andaluz justo cuando estaba naciendo, cuando estaba comenzando a dar sus primeros buenos frutos. Y la gran locomotora que tendría que impulsar el audiovisual en esta tierra, Canal Sur, ya ni se pone a ello, ha abandonado el asunto por completo. El cine andaluz se está disolviendo. Es una pena porque se había formado un tejido de grandes técnicos y estupendos actores que merecen una oportunidad. ¿Que cuál es el la solución?Hay 600 millones de hispanohablantes a los que les encanta el acento andaluz, hace falta una nueva generación de productores dispuesta a hacer las Américas. –Para terminar le confesaré que, como espectador, no soy capaz de encuadrarle en ningún género concreto. ¿Se lo toma como un elogio o como una crítica? –Yo lo considero un elogio muy grande. No pretendo ser encuadrado en ningún género. He visto más de 4.000 películas, esa es mi mejor escuela, reivindico mi ADN de espectador, que es el que me permite hacer cosas tan distintas y tan bonitas.

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