Los datos del último barómetro de economía urbana difundidos por el Ayuntamiento de Sevilla dejan bien a las claras que la crisis ha empezado a notarse en todos los sectores que conforman los sistemas productivos de la capital hispalense y su área metropolitana. Las preocupantes cifras aportadas ayer por el delegado de Economía del Ayuntamiento, Jon Ander Sánchez, deben hacernos reflexionar sobre una economía local sevillana excesivamente dependiente de la construcción y el sector servicios, que necesita reforzar los mecanismos de creación de empresas y trabajar más por tejer un sector industrial musculado que permita aguantar mejor los vaivenes económicos sin graves desórdenes, que aporte un valor añadido al territorio; multiplique sus potencialidades y, por tanto, las oportunidades de negocio y creación de riqueza y empleo. En el primer trimestre del año, todos los indicadores han bajado sensiblemente. El frenazo del ladrillo se concreta en la bajada del 65% de las viviendas nuevas visadas en la ciudad, mientras que la creación de empresas se ha visto reducida en un 26,7%. En el mes de mayo se registraron 48.384 parados en la ciudad, un 8,2% más que en el mismo periodo del año anterior, con especial incidencia en los sectores de la construcción, la agricultura y los servicios. Es en éste último apartado donde aún se mantiene el tipo, si bien se aproxima al 4% la cifra de viajeros que han dejado de venir a Sevilla en lo que va de año respecto a 2007. En un escenario de crisis global, originado por las hipotecas subprime y azuzado por el alza del precio del petróleo, Sevilla debe aprovechar sus oportunidades para mejorar la base productiva. En ese sentido, la apuesta de nuestra ciudad por la industria aeronáutica y la ampliación del Puerto y la nueva esclusa deben jugar un papel fundamental para no depender únicamente del turismo y la construcción.
