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La crisis y el Estatut centran el Debate y dejan solo a Zapatero

El presidente del Gobierno afirma que seguirá sus planes «cueste lo que cueste».

el 14 jul 2010 / 20:44 h.

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El presidente del Gobierno en el debate sobre el estado de la nación.

La crisis económica y el Estatut catalán coparon ayer, como se esperaba, la primera jornada del debate sobre el estado de la nación, en el que la intervención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, contentó únicamente a la bancada socialista, crispó los ánimos de los partidos de la oposición y dejó aún más en evidencia que la distancia que le separa con el líder del PP, Mariano Rajoy, es prácticamente insalvable.

La oposición, muy crítica con la gestión del Gobierno, desaprobó las explicaciones del máximo responsable del Ejecutivo sobre la grave situación económica del país -a la que dedicó tres cuartas partes de su discurso de una hora- y sobre el fallo del TC sobre el Estatut. Sobre este último, Zapatero aseguró que "cumplirá y hará cumplir" la sentencia aunque se mostró dispuesto a estudiar en diálogo con la Generalitat posibles modificaciones legales antes los aspectos declarados inconstitucionales, lo cual gustó a los partidos catalanistas -que aún así consideraron el gesto insuficiente- pero encendió más al PP.

En un discurso, que careció de anuncios e iniciativas novedosas, el jefe del Ejecutivo volvió a pedir consenso a las fuerzas políticas, las administraciones públicas y los ciudadanos para "dar un paso al frente" y aprobar con el acuerdo de todos la reestructuración del sistema financiero y las reformas del mercado laboral y del sistema de pensiones. "El momento es decisivo para engancharnos definitivamente al grupo de países al que siempre hemos querido pertenecer".

Convencido de que los ajustes aprobados hasta el momento se han hecho "con equidad y justicia", ratificó que su prioridad será mantener "a rajatabla" el compromiso de austeridad y reducción del déficit y aplicar su programa de reformas para sentar las bases de una economía más innovadora, competitiva y productiva. También insistió en que se trata "de una tarea de país, un reto de país y una ambición de país", pero se dio de bruces con el discurso de Rajoy, quien por primera vez le pidió públicamente que disuelva el Parlamento y convoque elecciones porque "su tiempo, señor presidente -le dijo- se ha agotado y lo sabe".

En su opinión, Zapatero se ha convertido en el principal problema de la economía española porque ya no genera confianza, tiene poder, pero no autoridad y resulta "muy difícil remar" junto a él por sus constantes bandazos.Tras acusar al Gobierno de haber sido "bravo y enérgico" con los débiles en sus ajustes e invitar a Zapatero a visitar un comedor social para conocer los efectos de la crisis, presentó a su formación política como la "esperanza" y la alternativa.

La respuesta del presidente fue retarle a plantear una moción de censura, advirtiéndole de que para ello necesita más votos que él, y le aseguró que seguirá adoptando las medidas que necesita España: "Cueste lo que cueste y cueste lo que me cueste". Según dijo, sabe perfectamente que en los dos últimos años ha perdido confianza de los ciudadanos, pero advirtió a Rajoy de que él tampoco está para "echar cohetes" según dicen las últimas encuestas.

Sobre el Estatut de Cataluña, Rajoy le pidió que deje de engañar y de echar "leña al fuego" con nuevas promesas que, a su juicio, sólo buscan "la rentabilidad electoral inmediata", una respuesta que soliviantó a Zapatero, quien recordó que el Partido Popular hace cuatro años buscó votos con una "impugnación masiva" del Estatut y acusó al presidente de los populares de haber echado cuentas para ver que ya no le interesa "cabalgar sobre el anticatalanismo" sino sobre la crisis.

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