Local

La cruz de Diego Merlo

Ayer tarde debería haberse bendecido la Cruz del Campo, restaurada con el patrocinio de la cerveza que le debe su nombre. Al parecer las autoridades civiles, religiosas y empresariales...

el 15 sep 2009 / 00:55 h.

Ayer tarde debería haberse bendecido la Cruz del Campo, restaurada con el patrocinio de la cerveza que le debe su nombre. Al parecer las autoridades civiles, religiosas y empresariales no se han querido coger los dedos con una ceremonia que podría haber olido a electoralismo. Y el ciudadano -de a pie pero ilustrado- se queda perplejo sin saber quién se pensaba como beneficiaria teórica del acto, la derecha o la izquierda. La erección del monumento, tal como hoy lo vemos y según la leyenda que en él se ve, pertenece a los años de Diego de Merlo, o sea, a aquéllos en los que se instituyó el Tribunal de la Inquisición, que es a lo que en realidad estuvo unido al principio.

Luego Diego de Merlo acabó siendo sólo el nombre de una calle y nadie sabe que en el mismo año del levantamiento de la cruz llevó "en procesión a noventa y cuatro hombres y mujeres para ponerlos en cárcel perpetua en el castillo de Triana, por herejes". Si el sentido de la bendición del monumento era el de un exorcismo para liberarlo de aquella ignominia, se debería haber realizado cuanto antes, pero mucho me temo que el acto no fuera sino una de las muchas tonterías similares que se hacen sin saber de dónde venimos y adónde vamos. Por eso y para evitar los berenjenales, ¿no sería mejor que simplemente se restauraran las cosas y se entregaran a la pública contemplación sin hisopos ni agua bendita?

Antonio Zoido es escritor e historiador

  • 1