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La cumbre contra el hambre se cierra sin dar soluciones

El director de la FAO lamenta que se haya perdido una oportunidad.

el 18 nov 2009 / 20:42 h.

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La Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria concluyó ayer en Roma con el lamento por otra ocasión perdida para concretar las acciones a emprender, sobre todo económicas, y resolver el problema del hambre en el mundo, que afecta ya a más de 1.000 millones de personas en todo el planeta.

Ese lamento fue el que el propio director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO ), Jacques Diouf, expresó ayer en su discurso de cierre ante el plenario de la cumbre, haciendo evidente que el mal sabor de boca no solamente se lo llevan las ONG. La declaración conjunta aprobada en el primer día de encuentro hace pensar que, esta vez, se adoptarán medidas urgentes, "aunque, lo lamento, tengo que constatar que no contiene ni objetivos cuantificables ni fechas concretas que hubieran permitido conseguir mejor su realización".

Esa misma postura fue la que el responsable de la FAO dejó patente en la rueda de prensa concluyente de la cumbre celebrada instantes después en la sede de la organización de Naciones Unidas, en la que Diouf tuvo que defender los logros que, a su juicio, salen del encuentro. "Creo que tenemos que ser muy realistas. La responsabilidad de garantizar la seguridad alimentaria, la agricultura y el desarrollo rural es responsabilidad de todos los gobiernos y de sus pueblos. No es responsabilidad de la FAO y mucho menos de una cumbre", incidió Diouf ante los medios.

"Una cumbre es un marco para que haya debate, para intentar llegar a un consenso, para encontrar soluciones a nivel mundial. Y una de las responsabilidades de la FAO es ofrecer un foro para que se debatan los temas que puedan tener un impacto en la seguridad alimentaria mundial", añadió.

En este sentido, el director general de la FAO aseguró que lo que se ha hecho en esta cumbre es lo que se viene haciendo en los últimos encuentros internacionales a más alto nivel y lo que, según él, parece que se hará en la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático de Copenhague.

Sea como fuere, la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria concluye con la reiteración del compromiso en la reducción a la mitad del número de personas que pasan hambre para 2015, pero echa el cierre muy cuestionada también por la ausencia de jefes de Estado y de Gobierno del G-8, a excepción del anfitrión, Silvio Berlusconi. "Naturalmente que me hubiera gustado que todos los países estuvieran representados a nivel de jefes de Estado y Gobierno y no sólo por razones protocolarias, sino porque estamos convencidos de que el problema de la agricultura va más allá de la cartera del ministerio de Agricultura, porque estos ministerios no tienen la solución, porque la financiación no la deciden", apuntó Diouf.

"Si no contamos con los jefes de Estado y Gobierno y no vienen para hablar de estos temas, creo que no estamos abordando el problema en sí, porque abordamos el problema de forma técnica, y esta cuestión tiene una dimensión social, financiera e, incluso, cultural", agregó.

La Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria ha encontrado una evidente disconformidad de las ONG y de diversos movimientos sociales que ven cómo en la declaración final no figuran nuevas ayudas económicas para luchar contra el hambre, aunque sí el apoyo a los fondos aprobados en el pasado G-8 de L'Aquila (Italia) de más de 20.000 millones de dólares en tres años. Dinero que debe llegar para hacer frente a los más de mil millones de personas que pasan hambre.

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