Raúl Rusescu tiene el gol siempre en la cabeza. Tanto, que en su celebración de boda no dudó en acercarse al estadio y lanzar unos tiros a puerta junto a su esposa, Roxana, quien siempre está en la grada en todos sus partidos, y a quien Raúl dedica todos sus goles. Pufulete, como le apodan los hinchas del Steaua (Bola de Maiz es la traducción) se lo pasó en grande.
Siendo jugador del Unirea, en el año 2009, Rusescu estuvo a punto de enfrentarse al Sevilla de Manolo Jiménez en la fase de grupos de la Champions, pero no estuvo en la lista de Petrescu en aquel partido, cuando era ya internacional sub 21. No obstante, sí jugó contra el Stuttgart de Khedira y Boulahrouz.
El flamante fichaje del Sevilla tiene una historia de lucha y superación, después de que dos accidentes graves estuvieran a punto de truncar su carrera como futbolista profesional. Siendo un niño, al ir a entrenar se cayó de las escaleras de un autobús en marcha que iba demasiado lleno, y se cortó el
muslo de la pierna. Poco después de recuperarse de ese percance, se rompió la tibia al resbalar sobre el hielo. De nuevo logró salir adelante con la ayuda de su entrenador de entonces, Cristi Bora, que le costeó la ayuda médica y el fisioterapeuta. "Es un chico demasiado bueno, tímido, tranquilo, fuerte y trabajador", comenta Bora en una entrevista en un medio rumano tras su fichaje por el Sevilla FC.
