El excéntrico político conservador Boris Johnson debutó ayer como alcalde de Londres, mientras el líder de su partido, David Cameron, empieza a vislumbrar la posibilidad de ganar las próximas elecciones legislativas británicas, ante el monumental batacazo electoral del partido laborista.
La victoria de los Tories en los comicios municipales del pasado jueves en Inglaterra y Gales, incluido el colofón de Londres, ha infundido energía y optimismo en un partido que no levantaba cabeza desde que el Nuevo Laborismo de Tony Blair llegó al poder en 1997.
Johnson, quien ayer firmó su declaración de aceptación del cargo, aunque no empezará a ejercer hasta mañana, es el primer político conservador en ocupar un puesto de gobierno desde hace 11 años, lo que, sumado a los catastróficos resultados de los laboristas en las elecciones municipales, hace pensar a los Tories que pueden volver a dirigir la nación.
"Hemos mostrado que hay una alternativa. Creo que mi partido, el Partido Conservador, está preparado para gobernar el Reino Unido", afirmó Cameron al celebrar la victoria de su correligionario. Antes de dirigirse hacia el Ayuntamiento, el nuevo alcalde de Londres, con aspecto relajado y sonriente, dijo que iba a reunirse con las personas que integrarán su equipo, con las que quiere ejecutar "un manifiesto político muy claro".
Uno de sus primeros actos oficiales tendrá lugar el próximo viernes, cuando está previsto que reciba al alcalde de Nueva York, el empresario Michael Bloomberg, quien le ha felicitado por su triunfo. Desde Nueva York, Bloomberg, fundador de la agencia de información económica del mismo nombre, dijo que su ciudad y Londres deben colaborar para ser competitivas y "facilitar que las empresas y los negocios crucen el Atlántico", ya que, si no, "se irán a otra parte".
Mientras Johnson se preparaba para sus nuevas funciones, el alcalde saliente, el laborista Ken Livingstone, que gobernaba desde 2000, recogía discretamente sus pertenencias de su oficina en el Ayuntamiento capitalino, a orillas del río Támesis.
Suele meter la pata. Boris Johnson, un ex periodista convertido en político conocido tanto por su ingenio como por su tendencia a meter la pata, deberá demostrar en su nuevo cargo que es capaz de dirigir una de las ciudades más ricas, diversas y complejas del mundo.
Los analistas afirman que Cameron quiere tenerle "atado en corto" para evitar que cometa alguna torpeza que pueda costarle el puesto y perjudicar las opciones de la formación de cara a los comicios generales en 2010.
Johnson fue elegido con un programa centrado en la reducción de la criminalidad y no subir la tasa de circulación por el centro de Londres a los coches más contaminantes (una medida de su antecesor Livingstone).
Johnson quiere prohibir las huelgas del metro y anular el acuerdo suscrito por Livingstone, conocido como el rojo Ken, con Venezuela, por el que ese país suministra gasolina a precio reducido para el transporte urbano londinense a cambio de asesoramiento a Caracas en planificación, medio ambiente y turismo.