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La decadente Plaza de América

Un informe alerta del pésimo estado de sus bienes

el 27 sep 2010 / 18:58 h.

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Una de las esculturas de la Victoria Alada del parque está decapitada.

Esculturas decapitadas o amputadas, fuentes ornamentales que no están en funcionamiento, escudos heráldicos en mal estado, pintadas en los respaldos de algunos bancos... La Plaza de América, uno de los espacios más emblemáticos de la Exposición Iberoamericana del 29, dista mucho de su mejor estado de conservación. Los problemas derivados del vandalismo, la suciedad y la pérdida de elementos en algunos de sus bienes han convertido este espacio, donde a diario desembarcan decenas de autobuses turísticos, en una postal devaluada de la Sevilla más tradicional.


Proyectada y dirigida por el arquitecto Aníbal González e inaugurada en 1916, la Plaza de América, vulgo de las palomas, reclama hoy a gritos un plan de recuperación. El Ayuntamiento de Sevilla es consciente de su delicado estado de conservación. De hecho, según el inventario elaborado por la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad, que dirige IU, sobre la situación de los monumentos públicos de la ciudad, este histórico jardín enclavado en el Parque de María Luisa es una de las áreas más afectadas, después de la zona de la Cartuja, por sus problemas de conservación.


Especialmente crítico es el diagnóstico que presentan las 16 esculturas de la Victoria Alada que circundan el perímetro de este jardín. Obras de tres escultores -Manuel Delgado Brackembury, Lorenzo Coullaut-Valera y Pedro Carbonell-, estas esculturas tienen una especial importancia dentro de la concepción global del entorno donde se sitúan, ya que su diseño obedece a los planes proyectados por Aníbal González para este sector.


El diagnóstico oficial califica de "malo" el estado de conservación de 15 de estas esculturas. A la mayoría le falta un brazo, una mano o en algún caso las alas. Y todas ellas están aquejadas de la pérdida de material constitutivo de la obra y presentan la mayor parte de su superficie afectada por una especie de verdina (biofilm) propiciada por la acción de la humedad.


No menos preocupantes son los signos de deterioro que se aprecian en la bancada pétrea que delimita el perímetro de la plaza, afectada por la humedad, la suciedad y, en algún tramo, por la fractura de materiales constitutivos de la obra y la desaparición de elementos decorativos.


Aunque en el informe oficial califican su estado de conservación de "bueno", especial mención merece en este pase de revista por los bienes de la Plaza de América la imagen degradada del estanque central. Semivacío, el otrora bello estanque salpicado de nenúfares con un alto surtidor central y rodeado por magníficos candelabros de hierro forjado, proyecta hoy día una sensación de sumo abandono. El surtidor central ha sido decapitado y en el interior del estanque se secan las flores. Manuel, uno de los más veteranos vendedores de arvejones para las palomas, achaca a la "falta de vigilancia" el creciente deterioro que afecta a esta turística plaza. Debajo de su sombrilla, asegura Manuel que el surtidor del estanque central estuvo funcionando hasta agosto, época en la que muchos jóvenes, poco sensibilizados con el indiscutible valor patrimonial de este espacio, la utilizaban como piscina pública. "Hasta se tiraban de cabeza", apostilla.

El informe oficial también pone el acento en la "pérdida de identidad" de dos fuentes idénticas, conocidas como de las palomas, que hoy día ya no conservan las figuras de cerámica de sendas niñas que con sus manos sostenían el plato que servía de bebedero a estas aves. "Muchos visitantes se hacían fotografías junto a esas fuentes", se lamenta Manuel. Primero fueron decapitadas y después el Ayuntamiento optó por retirarlas.La crestería de cerámica blanca y azul del Pabellón Real, una de las tres grandes edificaciones trazadas por Aníbal González para la Plaza de América, se encuentra en su mayoría protegida por una malla para evitar desprendimientos.


Una de las fuentes ornamentales de los estanques que rodean al Pabellón Real tampoco está en funcionamiento, debido a la pérdida de los surtidores. Su estado de conservación, según el diagnóstico oficial, es "malo" y distintos fragmentos de los surtidores permanecen custodiados en almacenes municipales.


En el año 2002-2003 el Consistorio procedió a la restauración de los elementos arquitectónicos decorativos de la plaza, junto con las glorietas de Cervantes, la de Rodríguez Marín y la del reloj de Sol. Hoy día, la de Cervantes ha perdido ya parte de su identidad al perder las figuras que remataban sus anaqueles.


El diagnóstico es más o menos certero. Ahora sólo queda actuar.

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