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La defensa de Muñoz se escuda en la enemistad con Roca para negar los sobornos

El abogado Javier Saavedra ironiza con que "sería el alcalde corrupto más barato".

el 05 oct 2010 / 20:12 h.

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El ex alcalde marbellí, Julián Muñoz, a su llegada a la Audiencia de Málaga.
La cuarta sesión del juicio del caso Malaya, contra la corrupción urbanística en Marbella, no tuvo desperdicio, sobre todo porque Javier Saavedra, defensor del ex alcalde Julián Muñoz, hizo un repaso de la reciente historia del municipio costasoleño y de las relaciones interpersonales que propiciaron la existencia de la trama. El mediático letrado usó su turno en el trámite de cuestiones previas para negar la existencia del pago que Juan Antonio Roca, ex asesor de Urbanismo, hizo al ex alcalde, basándose en la enemistad -aparente- que los separaba.

 

No en vano, fue el capo marbellí el que organizó la moción de censura que descabalgó al de Ávila de la alcaldía en agosto de 2003, una vez que la Junta de Andalucía le exigió a éste que destituyera al responsable de Urbanismo para poder llevar a buen puerto el nuevo Plan General de Ordenación Urbanística.

En teoría, ese soborno, relativo a algunos convenios, supera los 160.000 euros. "Aplicando las reglas de la lógica, no es creíble que en 2002 hagan un convenio y Roca pague a plazos a Muñoz, y el último se lo paga cinco meses después de proponer una moción de censura contra éste, y además después de que Jesús Gil y Muñoz se tiren los trastos a la cabeza", dijo.

"Son malversadores, pero de una honestidad entre ellos que es entusiasmante, porque después de que nos hemos peleado, te he echado del Ayuntamiento, te he preparado una moción, nos hemos insultado... Pero los 12.000 euros -última parte del pago- te los doy", ironizó. Eso, desde su punto de vista, "ofende al sentido común y es llamarnos imbéciles", alegó. Ese pago no tiene refrendo en movimiento bancario alguno y fue negado por el cerebro de la trama. Su cliente sería, por tanto, "el alcalde corrupto más barato de España". "Es un hazmerreír" entre los amigos de la corrupción.

Recalcó que, días antes de su detención en julio de 2006, estaba en Argentina con Isabel Pantoja y, como intuía que podía ser llamado a declarar, decidió volver a España porque "creía en los ángeles y en los arcángeles". Pero fue detenido y enviado a la cárcel. El único indicio existente para acusarlo, sostiene el abogado, es la declaración del contable de Roca, que dijo creer que las iniciales J. M. corresponden al otrora mano derecha de Jesús Gil, para el que se piden diez años de cárcel y 400.000 euros de multa.

Pidió valentía a la Sala para lograr que se anule el procedimiento o, al menos, parte de los autos que en derecho lo sustentan. Y lanzó una diatriba inquietante: "En 1991, por Marbella pasaron jueces, fiscales, policías, de todo, hasta que en 2005 se dieron cuenta de que aquello era un pozo sin fondo de corrupción".
Los demás letrados volvieron a atacar la forma en la que se produjeron las detenciones a lo largo de la instrucción y clamaron, una vez más, por que se anule la macrocausa, un proceso repleto de "irregularidades", sostuvieron las defensas.

Aviso del tribunal. Julián Chamorro, representante del empresario Carlos Sánchez, considerado una especie de mentor del Jefe, definió el arresto de su cliente como "tortura", lo que motivó que le tirase de las orejas José Godino, presidente del tribunal. "Hablar de tortura aquí es excesivo", señaló el magistrado.

El letrado del constructor José Ávila Rojas, José Rebollo, criticó también los arrestos, tildándolos de "extraordinariamente crueles", y se preguntó: "¿Qué es lo que hace aquí la Junta?"

Hoy continuarán las cuestiones previas.

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