Local

La dependencia sale cara

La factura energética se dispara y propicia el debate sobre el autoabastecimiento

el 04 mar 2011 / 21:04 h.

TAGS:

Las convulsa situación de los países del Norte de África ha dejado al descubierto, aún más, la dependencia energética de España, cuya sociedad ve sin atisbo de solución a corto plazo cómo los precios de los carburantes escalan sin parar en las últimas semanas, un asunto que repercute directamente en el bolsillo de los ciudadanos y que se suma a la crisis económica y al paro.

Esta situación ha encendido el debate en torno a la política energética que debe desarrollarse en el país. ¿Energía nuclear sí o no? ¿Hay que seguir primando a las renovables o la ayuda que han recibido para su desarrollo es ya suficiente? Lo que está claro es que petróleo y gas natural, las dos fuentes más consumidas, no están bajo el control nacional, y que conflictos ajenos, como el de Libia, siguen incrementando la factura energética. El Gobierno achaca dos terceras partes del déficit comercial, que en 2010 ascendió a 52.283 millones de euros, a estas materias primas.

Según los últimos datos de Industria -de 2009-, España se autoabastece sólo en un 23%. El 48,5% del consumo procedió del petróleo, seguido del gas natural, con el 23,7%, esto es, las dos fuentes energéticas de las que España prácticamente carece y cuyos suministros proceden, en su mayoría, del Norte de África -Argelia, Libia o Nigeria- y de Oriente Medio -Irak, Irán y Arabia Saudí, entre otros países-.

Para controlar el consumo y el ahorro, el Gobierno ha puesto en marcha unas medidas que no se han librado de polémica, como la reducción del límite de velocidad a 110 kilómetros hora o el cambio de las bombillas actuales por otras de bajo consumo en el alumbrado público.

El desarrollo de la política energética se sitúa así en el punto de mira de los españoles. Los dos partidos mayoritarios llevan meses hablando de un pacto energético que permanece encallado fundamentalmente por las divergencias entre PSOE y PP sobre si la nuclear debe tener un papel destacado en el mix (combinación) energético nacional. Hace unos días, el Gobierno aceptó que las nucleares puedan funcionar más de 40 años, lo que denota un cambio de actitud hacia la posibilidad de prorrogar el plazo de vida de los reactores.

Según los últimos datos de la patronal de las compañías eléctricas Unesa, el 20,2% de la energía producida en España procedió en 2010 de nucleares, lo que supuso el 17,4% más. La Sociedad Nuclear Española defiende que, "además de no emitir gases de efecto invernadero, el coste del uranio supone menos del 10% del total del kilovatio hora (kWh) producido. Es decir, cualquier variación de su precio afecta muy poco al de generación si lo comparamos con una central de combustible fósil, cuya incidencia es del 75%".

A este debate se suma el de seguir o no apostando por las renovables a través de primas, sobre todo después de que el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, indicara recientemente que cada subida de 10 dólares en el precio del barril de Brent eleva la factura energética en 6.000 millones anuales, justo lo que costó el alza de este combustible en todo 2010. En febrero del pasado año costaba el barril 74,79 dólares, frente a los casi 115 con los que cerró ayer. Serían 24.000 millones más en el último año, según los cálculos del Gobierno.

Los defensores de la energía verde basan su apuesta en los números. El presidente de la Fundación Renovables, Javier García Breva, señaló que en dos días del pasado febrero -con el precio del barril rozando los 120 dólares-, la subida del petróleo provocó un daño a la economía española que supera el coste de las primas a las renovables durante un año, con lo que hizo frente a las críticas a estas ayudas, que muchos ven excesivas.

Esto ha traído consigo una escalada de la inflación, que se situó en febrero en el 3,6% y que está afectando a toda la Eurozona. De hecho, el BCE anunció el pasado jueves que los tipos subirían en abril para afrontar esta alza de precios. Y aquí volvemos al bolsillo, al de los que tienen que afrontar una hipoteca.

  • 1