Lee Myung-bak, líder del principal partido de la oposición, el conservador Gran Partido Nacional (GPN), celebró su 66 cumpleaños con una aplastante victoria en las elecciones presidenciales de Corea del Sur con casi la mitad de los votos.
Su victoria, que superó las previsiones más favorables para él pese al caso de corrupción en el que supuestamente está implicado, supone el fin de una década de gobiernos progresistas que han dejado a la población surcoreana deseosa de una mejora de la economía. Con dos tercios de los votos escrutados, la Comisión Electoral otorgaba a Lee un 47,2% de los sufragios emitidos, un apoyo similar al logrado por su predecesor, Roh Moo-hyun.
