El 19 de abril de 1943, los judíos del gueto de Varsovia se rebelaron contra los nazis para evitar su traslado a campos de concentración. El levantamiento no fue más que el fruto de la desesperación ante el horror del exterminio, la única salida ante una muerte segura. 65 años después, aquella desesperación se recuerda como un hecho heroico.
Ayer, los presidentes de Polonia e Israel, Lech Kaczynski y Simón Peres, recordaron en Varsovia el valor de los miles de judíos del gueto, cuya osadía costó la vida de miles de jóvenes. "Nuestro país quiere venganza, pero una venganza diferente, nosotros deseamos la paz, ésta es nuestra venganza, la venganza de los hijos de la luz frente a los hijos de la oscuridad", aseguró el jefe del Estado israelí durante el acto de homenaje, que tuvo lugar ante el monumento a los héroes del gueto, situado en el centro de la capital polaca. "Los fascistas sólo han dejado a las siguientes generaciones vergüenza, dolor y maldición", añadió Simón Peres. Alabó el coraje de los miles de judíos que se levantaron contra las tropas nazis sin apenas armas y murieron por miles en una lucha infernal.
Por su parte, Lech Kaczynski destacó que "los soldados del gueto no lucharon por la victoria, sino por el honor, con una carencia total de medios pero con gran valentía, una valentía que nunca debemos olvidar". Tras los discursos, ambos mandatarios depositaron coronas de flores ante el monumento, después de que la numerosa comunidad hebrea presente recitara el Kaddish, la oración judía cantada para honrar a los muertos.
Pero el momento más emotivo del homenaje no lo protagonizaron los jefes de Estado, sino los veteranos polacos y judíos, especialmente Marek Edelman, el último superviviente de los líderes del levantamiento, quien estuvo acompañado de su familia en el recuerdo de unos acontecimientos de los que él mismo fue protagonista hace 65 años.
El coraje de Edelman le valió ayer recibir la condecoración de la Legión de Honor de manos del ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, también presente en la capital polaca. En la conmemoración de este heroico aniversario también participó toda la plana mayor del Ejecutivo polaco, con el primer ministro, Donald Tusk, al frente, junto con los representantes del Parlamento, el Senado y la jerarquía de la Iglesia Católica. Tras el Holocausto, los 3,5 millones de judíos que vivían en Polonia quedaron reducidos a unos cuantos de miles.
