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La despedida de un alcalde

La ciudad le tributó el último homenaje al que fuera su regidor, Juan Fernández

el 01 ago 2011 / 19:58 h.

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Ante la atenta mirada del Señor de Pasión, la ciudad despidió ayer a uno de sus alcaldes. Cuentan los que le trataron de forma más personal que hasta el último día de su vida se aferró a la devoción al Nazareno del Salvador, la imagen y el templo en el que los sevillanos rindieron ayer el último homenaje a Juan Fernández, autor de buena parte de la transformación urbanística de la ciudad.

A primera hora de una mañana gris -hasta el tiempo parecía acompañar la escena- los restos mortales del exalcalde cruzaron la puerta principal de la Iglesia Colegial del Divino Salvador, la que durante tantos años fue su casa cofrade. El rector del templo, Francisco Ortiz, era el encargado de presidir la misa corpore insepulto junto a tres concelebrantes, entre los que se encontraba Javier Criado, sobrino nieto del fallecido. Durante la homilía, Ortiz reconoció el perfil más público de "un hombre de bien al que sus obras le acompañan", aunque también quiso tener palabras para su faceta personal. "Tenía una eterna sonrisa y era capaz de quitar importancia a los problemas", recordó.

Esa bondad y su constante presencia en los distintos ámbitos de la sociedad sevillana fue la que motivó que buena parte de la ciudad estuviera presente en su funeral. Llegó escoltado por cuatro coronas de flores que resumían su vida. Junto a él, reposaba la del Ayuntamiento, espacio desde el que ideó el traslado de la Feria al Real de Los Remedios; la de la hermandad de Pasión, en la que fue hermano mayor durante 24 años; la de la Hiniesta, donde apadrinó la coronación canónica de la Santísima Virgen; y la de su numerosa familia, que ayer le arropó en la que fue su última eucaristía.

No faltaron tampoco varios representantes del Gobierno municipal, sin el alcalde, y con la ausencia significativa del resto de exregidores de la ciudad. Fue Javier Landa, primer teniente de alcalde, quien en nombre del Consistorio expresó sus condolencias a la familia y reconoció la figura de "un hombre que se entregó a Sevilla cuando fue su alcalde y también cuando dejo de serlo". Landa quiso destacar de su labor al frente del Ayuntamiento el traslado de la Feria, que permitió que "la economía de la ciudad se revitalizara mucho más".

Antes de abandonar el templo, el cuerpo sin vida de Juan Fernández fue llevado a los pies del Señor de Pasión. Era su última despedida. Un emocionado Javier Criado, hermano mayor de la corporación y sobrino del fallecido, recordaba sus años en la hermandad. "Es el único, junto a don Juan de Borbón, nombrado Hermano Mayor Honorario y Perpetuo, aunque por encima de eso era una persona querida y fogosa en sus manifestaciones".

Su vínculo con el mundo cofrade -llegó a ser vicepresidente del Consejo- propició la presencia de otros hermanos mayores en el funeral. El de la hermandad de la Macarena, Manuel García, anunció que celebrarán una misa en septiembre en recuerdo del exalcalde, dada "su devoción a la Virgen de la Esperanza", a la que concedió la Medalla de la Ciudad.

Entre el respeto de todos, los restos de Juan Fernández fueron trasladados al Cementerio de San Fernando, donde recibió sepultura. Su vida se apagó el sábado, pero ayer pudo despedirse por última vez de la imagen que le guió en su día a día, el de un sevillano de tradiciones marcadas que llegó a ser alcalde de su ciudad.

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