Cuando oímos hablar de alguien cuyos riñones han dejado de funcionar, de inmediato nos viene una imagen a la cabeza: la persona en una silla o una cama, conectada a una gran máquina que le limpia la sangre durante horas. Es la hemodiálisis, un tratamiento que asociamos con visitas continuas al hospital, hasta que, por fin, llega el ansiado transplante. Y, sin embargo, ésta no es la realidad. Existe otra opción para estos enfermos, a día de hoy 1.950 personas sólo en Sevilla, tan eficaz -o más- como la hemodiálisis.
aÉsta otra posibilidad es la denominada diálisis peritoneal (o domiciliaria). Poco conocida entre la población general, es sin embargo una realidad clínica desde hace muchos años, muy recomendada además por los especialistas. La técnica consiste, básicamente, en que el enfermo se trate en su propio domicilio, líbremente.Según datos del Registro Andaluz de Enfermos Renales, de los 1.950 pacientes actualmente en tratamiento renal sustitutivo en la provincia de Sevilla, 809 están recibiendo hemodiálisis. Es decir, han de acudir varias veces a la semana a un hospital para que su sangre sea filtrada. Las personas que están recibiendo diálisis peritoneal no llegan sin embargo a la centena (son sólo 89). El resto está en fase de transplante.
De esta forma, sólo la décima parte de las diálisis sevillanas son peritoneales. Los médicos especialistas, aunque indican que no todo el mundo puede emplear esta técnica, señalan que "es tan eficaz o más que la hemodiálisis, y totalmente recomendable", en palabras de Nuria Aresté, nefróloga del hospital Virgen Macarena.
Ya en 1979, el Virgen del Rocío puso en marcha un servicio ambulatorio de diálisis peritoneal, que ha venido desarrollándose hasta la actualidad. El Macarena, por su parte, es también "muy potente" en estos tratamientos, coordinando y formando cada uno de estos hospitales a una cuarentena de pacientes a día de hoy.
La técnica ya es por tanto veterana en la ciudad, y la experiencia de los enfermos habla por sí sola. Sara, una sevillana que tiene la suerte de haber recibido hace poco el ansiado transplante, cuenta que se encontraba "tan bien" con la diálisis peritoneal que pensó incluso en presentarse al concurso televisivo Gran Hermano. "Empecé con hemodiálisis, pero estaba siempre hecha polvo. Cuando me cambié a la peritoneal volví a tener energía, para mí no tiene color una cosa con la otra", cuenta.
Para esta sevillana la diálisis domiciliaria supuso la libertad. Por si esto fuera poco, es un servicio sin coste adicional, correspondiente al SAS. "La empresa que te manda la máquina para la diálisis nocturna te envía también tus bolsas, jeringas, tensiómetro, etc... a dónde tú les indiques, sin problema, todo lo que necesites, y te llaman cada mes para ver qué tal", explica. En su caso pudo comprobar la eficacia de esta empresa en varias ocasiones, visitando a una hermana en Madrid, de viaje en Cádiz... "Incluso te envían las cajas al extranjero, y hasta a Gran Hermano si me hubieran cogido", cuenta. "Y que la gente no se preocupe por coger una infección, yo he limpiado mi casa de forma normal, nada exagerado, y no me ha ocurrido nada". Sara, y su marido Juan Antonio, están tan satisfechos que recomiendan sin vacilar la opción peritoneal a todo el mundo.
No son los únicos. José, de Peñaflor, o Mari Ángeles, de Guadalcanal, explican que la peritoneal "les ha facilitado la vida", pues ellos viven en pueblos, lejos de la capital. "Tener que ir cada día al Macarena o al Virgen del Rocío hubiera sido imposible", comentan.
"Hay gente que prefiere con todo la hemodiálisis, o que preferimos nosotros que la use para tenerlos más controlados", subraya la doctora Aresté. Suelen ser personas mayores y dependientes, que de esta forma "se olvidan y no tienen que preocuparse de nada". Pero para el resto, diálisis ya no significa privación de libertad.