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La dimensión social de las profesiones

Los jueces no son la justicia; deben servir a la justicia. Los arquitectos no son la arquitectura, no les pertenece; forman parte de esa actividad que ha de satisfacer necesidades cotidianas, y también simbólicas. La arquitectura y la justicia, como la medicina y muchas otras, son disciplinas...

el 15 sep 2009 / 17:23 h.

Los jueces no son la justicia; deben servir a la justicia. Los arquitectos no son la arquitectura, no les pertenece; forman parte de esa actividad que ha de satisfacer necesidades cotidianas, y también simbólicas. La arquitectura y la justicia, como la medicina y muchas otras, son disciplinas de las que la sociedad se ha ido dotando para satisfacer cada vez mejor sus necesidades, configurando la compleja realidad de la civilización.

Por eso el corporativismo es tan negativo; porque aleja a las profesiones con un fuerte cometido social de la grandeza y servicio, rigor y honestidad, que las caracteriza. En la actual crisis económica, sumidos en una sima ética y cultural, fruto de los abusos de la desregulación especulativa, la refundación de las reglas de la economía de mercado deberá traer consigo un rearme social que ha de afectar a la manera de proceder en el ejercicio profesional y en la formación universitaria.

En la transición democrática, muchos jóvenes vivieron comprometidos por la refundación de la nación y la construcción de su ciudadanía. Lo que luego se traduciría en distintas opciones personales y políticas, en buena medida se generó en el escenario de la universidad y de la vida colegial. Por ejemplo, así sucedió entre los arquitectos andaluces. Y así podría suceder ahora.

En estos días se ha reverdecido nuestra memoria. Jóvenes arquitectos de entonces han adquirido justa notoriedad. Fernando Mendoza ve cumplida su ejemplar labor como restaurador de la iglesia del Salvador de Sevilla, inaugurada por los Reyes al día siguiente de presentar, en el recuerdo de Juan Garrido, su gran libro sobre el templo. Casi al mismo tiempo, a Juan Ruesga se le ha otorgado por la Junta de Andalucía el Premio Manuel de Falla 2008, que reconoce la mejor trayectoria en el ámbito de las artes escénicas y musicales. Testimonios de ejemplaridad para los jóvenes de hoy.

Cuando la arquitectura puede ser, y es con frecuencia, una actividad estupefaciente, a la que se demanda obras estelares de impacto mediático y que simbolicen la opulencia o el poder de sus promotores, Mendoza y Ruesga forman parte de otro capítulo de nuestra historia reciente.

Pertenecieron al grupo de renovación del Colegio de Arquitectos y de quienes estudiaron la ciudad desde un punto de vista alternativo, con el que otro urbanismo fuera posible. Representan maneras abiertas de entender el ejercicio de la arquitectura; tanto Mendoza, en su acción patrimonial, como Ruesga en la vertiente teatral, primero como escenógrafo, luego con la rehabilitación de teatros y en el CAT.

Muchos jóvenes rechazan el escenario absurdo al que les hemos conducido. Se suele aceptar mejor a quienes se acomodan a nuestras pautas de conducta, y con frecuencia caemos en el error de despreciar el análisis de la realidad de los mas críticos. De nuevo se querrá reactivar la confrontación entre apocalípticos e integrados. Y no es eso. Ahora, una vez mas, la sociedad saldrá adelante con quienes mejor sepan servirla, cambiándola.

Catedrático de Arquitectura de la Hispalense vpe@us.es

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