La Diputación de Sevilla está a falta de una firma para desprenderse de todos sus activos del Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (Fibes). Así se culmina la crónica de una marcha anunciada desde hace ya más de un año, cuando el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos , indicó que, en tiempos de crisis, la institución debía priorizar sus gastos y centrarse en invertir en los pueblos y no en los grandes proyectos de la capital. Aunque fue firme en su anuncio de abandonar no sólo de Fibes, sino también otras sociedades como el Estadio Olímpico, Isla Mágica o el Teatro de la Maestranza, también lo fue en que no se iría a la ligera y que negociaría su marcha con calma.
En el caso particular de Fibes, ese día ha llegado. “La firma del acuerdo está a punto de caer”, confesó Villalobos, que señaló que ya están en la recta final de un proceso que comenzó en diciembre de 2011, cuando se realizó la petición formal de desprender de su propiedad, es decir, del 50% del edificio original del palacio de congresos, no así de su ampliación, de la que no aportó un sólo euro, precisamente, por esa política de pensar más en los pueblos que en la capital. Después de ese anuncio, se inició un proceso que comenzó con la valoración de los bienes y la posterior negociación entre el Consistorio y la Diputación para ponerle precio a estos activos de manera consensuada. Al final, se ha resuelto que se le abone por esta parte una horquilla de entre 30 y 40 millones de euros, que en cualquier caso no se abonarían de una sola tacada, sino en plazos anuales para facilitar el pago al Ayuntamiento de Sevilla, que se hace cargo de un patrimonio importante y conocedor de que no podía retener mucho más a la Diputación, que se había mostrado firme en abandonar su participación en el Palacio de Congresos.
Esta salida, en todo caso, se está produciendo “de forma pausada y sin causar males mayores a las estructuras organizativas”, según explicó el propio Villalobos. Y es que, como muestra de buena voluntad, figuran incluso los presupuestos de la Diputación para 2013, en el que consta una transferencia de 225.379 euros para abonar la que sería su parte correspondiente. “Desde el día en que la Diputación deje de tener patrimonio allí, ya no tendrá que participar en nada”, precisó el presidente provincial. Pero, mientras tanto, es necesario disponer de partidas disponibles.
Una vez que se está en la parte final de la venta de estos activos, ¿a dónde irá parar ese dinero? Villalobos tiene claro que quiere que el dinero se destine íntegramente, como ha dicho en multitud de ocasiones, a inversiones en los pueblos de la provincia, aunque se tendrá que ver si es posible con las limitaciones que impone la ley de estabilidad presupuestaria impuesta por el Gobierno central, que remarca que todo dinero extra que se obtenga durante el año se tiene que destinar a pagar la deuda con las entidades financieras.
En ese extremo, el presidente de la Diputación es taxativo e incluso ha reclamado una reunión con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, para que permita que las cantidades extra y el superávit que obtenga la corporación provincial en sus cuentas se pueda destinar, en parte, a la puesta en marcha de planes que permitan la activación económica de los pueblos.
Esta petición estará a expensas de la sensibilidad de la Administración central. Entre tanto, la Diputación seguirá su proceso para seguir alejándose de todos aquellos proyectos en los que está inmerso y que le pueden alejar de su apoyo a los pueblos. “Vamos a salir de todos los consorcios y de todo lo que estemos en la ciudad o fuera de la ella pero que no sean una competencia exclusiva de esta casa”, afirmó Villalobos. En la hoja de ruta, se dibuja ahora la retirada de la sociedad Estadio Olímpico más que de otras entidades que tienen mayor dependencia de los fondos que facilita cada año.
