Lucharon con los republicanos en la Guerra Civil, se salvaron del horror de la represión cruzando los Pirineos y malvivieron con el Ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial hasta que fueron apresados y llevados a los campos de concentración nazi. De los más de cien sevillanos retenidos, se salvaron poco más de una veintena. El resto, nombres muchos ellos desconocidos hasta la fecha, quedarán inmortalizados en una placa en la sede de la Diputación Provincial de Sevilla.
El acto, fruto de un convenio firmado en febrero por la Junta y la Diputación para recuperar la memoria histórica en la provincia, se producirá en un día señalado: el próximo 5 de mayo, fecha en la que harán 65 años de la liberación del campo de exterminio de Mauthausen que, con 7.300 españoles encerrados, se dio a conocer entre los deportados como El campo de los españoles.
"Para que continúe su memoria y el olvido no absuelva a los verdugos", reza la placa, en la que también se incluirá la localidad natal, el año de fallecimiento y el campo de exterminio donde fueron ejecutados cada una de las 80 víctimas sevillanas del horror alemán. "Este homenaje es una gran demanda tras el Holocausto", explica el delegado en Andalucía de la asociación Amical de Mauthausen, Ángel del Río, no sin antes hacer un retrato aproximado de la situación en los campos de exterminio, tras conversar con deportados, muchos ya nonagenarios, que pretenden evitar que se pierda una historia que no quieren que se vuelva a repetir.
Del Río relata cómo muchos de los que figuran en la placa eran simplemente jóvenes de origen rural y con ideas antifascistas que, tras luchar en la resistencia francesa, se vieron rápidamente encerrados en un lugar donde "se degrada la condición humana" y en el que se llegaron a ejecutar "treinta y tantas formas diferentes de morir". La mayoría se producían por agotamiento en el trabajo en la fábrica. Quien a duras penas aguantaba y se quedaba "como una piltrafa humana", finalmente era ejecutado con inyecciones letales, la cámara de gas u otras formas "igual de horribles". Otros, en cambio, no eran capaces de soportar el horror, tal y como relata Del Río, que cita la historia de dos hermanos, vecinos de Estepa, en el campo de concentración de Güsen. "Viendo el estado en el que se encontraba su hermano y convencido de que iba a ser ejecutado, decidió llevárselo hasta la valla metálica, que estaba electrificada y se arrojaron los dos sobre ella", comenta.
La mayoría de las víctimas que figuran en "esa lista del horror", como la califica Del Río, son de la capital y de Lora del Río. Entre las dos suponen una cuarta parte del total de fallecidos en los campos de concentración nazis perteneciente a la provincia. Pero en esta lista también hay vecinos de La Campana, Cazalla de la Sierra, Constantina, Arahal, Alcalá del Río, Aznalcóllar, Carmona, Aguadulce y Écija, entre otros pueblos.
El convenio entre la Junta y la Diputación no se suscribe sólo en ese hito, sino en otras actividades, como el apoyo a la exhumación de la fosa de Gerena, donde se cree que están enterradas 17 mujeres de Guillena ejecutadas en 1936, o la presentación del mapa de fosas de Andalucía.