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Economía

La diversificación del campo sevillano se centra cada vez más en los frutales

Las frutas, especialmente los cítricos, arrojan las únicas cuentas positivas en la agricultura de la provincia ante la paulatina pérdida de rentabilidad de sus producciones más tradicionales.

el 04 feb 2014 / 00:07 h.

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Tenemos una Sevilla agraria cada vez más frutera. Los últimos datos estadísticos provinciales publicados por la Consejería de Agricultura confirman la tendencia hacia cultivos más rentables que los tradicionales, y los frutales adquieren cada vez más presencia como revelan las cuentas macroeconómicas que miden su valor en el mercado, y no sólo aquellas que hablan de superficies plantadas y cosechas. Y los cítricos resultan ser la estrella. Una jornalera recolecta naranjas en una finca de la provincia de Sevilla. / PACO CAZALLA Una jornalera recolecta naranjas en una finca de la provincia de Sevilla. / PACO CAZALLA En concreto, el valor de la producción de fruta recolectada en el campo sevillano alcanzó en 2012 –último ejercicio del que el departamento de Elena Víboras ha cerrado y difundido las cifras– los 456,46 millones de euros, de los que 174,34 corresponden a los cítricos (fundamentalmente, naranjas y mandarinas). A diferencias de otras cosechas con fuertes oscilaciones, la de cítricos mantiene una línea ascendente desde 2005 –es el año a partir del cual se efectúan las estadísticas homogéneas–, y aquí habría que hablar de precios pero, sobre todo, de la apuesta naranjera que se iniciara a principios de la pasada década y que comienza a dar ahora sus frutos. Si en 1999 los cálculos de la Junta apuntaban para la provincia a 8.999 hectáreas de naranjos, 1.112 de mandarinos y 84 de limoneros, en el más reciente registro afloran 24.548 hectáreas para los primeros, 3.636 para los segundos y 76 para los terceros, además de 274 hectáreas de pomelos. Y en cuanto a los frutales no cítricos, en el ejercicio de partida había 4.885 hectáreas de melocotoneros y 2.674 de nectarinas y casi década y media después se han ampliado a 5.462 y a 3.297, respectivamente. De hecho, ese abanico se abre cada vez más, con manzanos (19), perales (34), albaricoqueros (157), cerezos y guindos (24), ciruelos (1.471), higueras (43) y almendros (1.620). Lo cierto y verdad es que el balance de las frutas es lo más destacado de unas cuentas macroeconómicas que muestran un descenso en casi todas las magnitudes para el campo sevillano. La producción final agraria (es el valor de mercado de todo lo cosechado y de la ganadería) se colocó a cierre de 2012 en los 1.682,43 millones de euros, frente a los 1.808,54 del año anterior (6,97 por ciento de bajada). La producción vegetal arrojó 1.288,38 millones y 339,39, la ganadera. Los denominados consumos intermedios, necesarios para el desarrollo de la actividad agroganadera (semillas, abonos, fertilizantes, piensos, veterinarios, etcétera) siguieron escalando, con 785,38 millones –un año antes, 753,94–, siendo el importe más elevado desde 2008 (fueron entonces 808). Si al valor de la producción final agraria se le restan los consumos intermedios y las amortizaciones, se le suman las subvenciones y se le quitan los impuestos, el resultado es el indicador llamado renta agraria, que al fin y al cabo es lo que queda en los bolsillos de los agricultores y ganaderos. 1.078,24 millones fueron, con un significativo descenso respecto a los 1.235 millones precedentes (-12,7 por ciento). Con estas cuentas, el campo sevillano representó en 2012 el 17 por ciento del valor de la producción final agraria de Andalucía (9.724,04 millones), que se incrementó un 1,5 por ciento interanual. El análisis para la renta agraria muestra un porcentaje menor: 15 por ciento sobre 1.078,24 millones. En cambio, y debido a sus tradicionales cultivos –en especial por los cereales, oleaginosas, algodón y olivar– la porción de las subvenciones o ayudas públicas es mayor para Sevilla: 22 por ciento, siendo en volumen total del agro andaluz de 1.691,52 millones de euros.

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