El tisú azul casi gris, el diseño persa barroco de Francisco Ruiz Rodríguez y, sobre todo, el color dorado de toda la orfebrería hacen inconfundible el palio de la Virgen de Loreto. Pero para los amantes del detalle, las curiosidades históricas y las pequeñas novedades que pueda aportar una fidedigna restauración, la hermandad de San Isidoro ha organizado una exposición en el Apeadero del Ayuntamiento –se accede por la Plaza Nueva– con todos los elementos que componen la Domus Aurea que sirve de altar a su dolorosa.
El taller de bordados de Jesús Rosado ha completado, tras dos años de trabajo, la restauración del manto con tisú de la Casa Garín 1820 de Moncada, Valencia, e hilo de oro metálico de la Casa Monfort de Barcelona. Y ahora es posible contemplarlo con detenimiento en esta muestra que permanecerá abierta hasta el próximo día 10.
“Entendemos que todos estos enseres forman parte de la riqueza patrimonial de Sevilla y por esto quisimos que la exposición se celebrara en la Casa Grande, para que todos los sevillanos puedan disfrutar de ellos. Y porque el Viernes Santo la visión del paso es fugaz”, explicó el hermano mayor de la corporación, Guillermo Mira.
El “esfuerzo” de los hermanos, a través de la cuota de hermandad y de algunas aportaciones extraordinarias, ha permitido esta costosa restauración que contraviene al arzobispo Juan José Asenjo, que pidió dejar los estrenos para atender a los necesitados. Sin embargo, el hermano mayor responde rápidamente: “Somos todos hermanos de la archicofradía, herederos de un legado de siglos y para nosotros es una obligación conservar nuestro patrimonio que es de la hermandad, de la Iglesia y de Sevilla. No es una inversión en algo nuevo, sino en conservar lo que ya tenemos”.
Y es que el manto data de 1931. La cofradía decidió en cabildo general en 1928 renovar los dos pasos por completo y contar con un manto propio, pues el anterior –con el que ahora sale los Lunes Santo la Virgen de los Dolores de Las Penas de San Vicente– pertenecía a la familia Isern y lo cedía en usufructo a la hermandad. La Virgen de las Tristezas de Vera-Cruz saca el antiguo palio. En la Exposición Iberoamericana del 29, Francisco Ruiz Rodríguez, autor también del diseño del paso del Señor de las Tres Caídas y de San Bernardo y mayordomo de San Isidoro, se inspiró en un tapiz persa conocido como Terliz de la Montería para diseñar este espectacular manto.
La exposición muestra también los nuevos faldones y sus broches que han creado en el mismo taller astigitano, así como los respiraderos, las jarras, dos sayas, el techo de palio, varios documentos y joyas del ajuar de la Virgen. Además de las dos coronas, la antigua de salida y la que el Ejército del Aire le regaló en 1950, diseñada por Manuel Seco Velasco –como toda la orfebrería de la Domus Aurea– en oro y plata, con la que procesiona la tarde del Viernes Santo.
