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Preocupación en la calle Dueñas

Periodistas, vecinos y curiosos se arraciman ante el palacio para conocer la última hora sobre el estado de salud de la Duquesa de Alba.

el 18 nov 2014 / 12:22 h.

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Carmen Tello, este miércoles tras su visita a la casa. / Raúl Caro (EFE) Carmen Tello, este miércoles tras su visita a la casa. / Raúl Caro (EFE) Vecinos del barrio que la recuerdan «de toda la vida» y visitantes de la ciudad atraídos por el foco mediático desplegado a las puertas del Palacio de las Dueñas se acercaron en permanente goteo hasta el lugar para conocer las últimas noticias sobre el estado de salud de la Duquesa de Alba, que en las últimas horas se ha visto agravado y de la que la mayoría destacó la libertad con la que siempre vivió y su vínculo con la ciudad. En el interior, cada vez que se abría la verja de acceso o se producía el más mínimo movimiento, se alzaban las decenas de cámaras y micrófonos agolpados, un continuo ajetreo que contrastaba con la quietud y la tensa calma en momentos tan difíciles del «patio sevillano donde madura el limonero» que vio crecer a los hermanos Machado, hasta el que se acercaron familiares y amigos para arropar a los Alba. A media mañana acudió Jacobo Fitz-James, el único de los seis hijos de Cayetana de Alba que no se encontraba aún en la ciudad, y algo más tarde entraron –todos en coche y sin hacer declaraciones– su nieta Cayetana (hija de Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo) y Jacobo hijo. La familia al completo permaneció ya unida en el interior acompañando a la matriarca de los Alba en estas difíciles horas desde que fue ingresada el domingo en la clínica Quirón Sagrado Corazón por una insuficiencia respiratoria debido a una infección pulmonar y ante la cual fue trasladada la noche del martes a su casa sevillana por deseo expreso de la familia. No solo sus hijos y nietos acudieron al Palacio de las Dueñas, residencia de la duquesa y su marido Alfonso Díez. También la visitaron sus exnueras María Eugenia Fernández de Castro y amigos de la familia que no ocultaban su preocupación como Carmen Tello, Curro Romero, Antonio Burgos o las hermanas Cobo. Carmen Tello reconoció estar «muy triste» ante el estado de salud de su gran amiga, de la que destacó que «se ha dado mucho a querer y todo el mundo la quiere». Una de las personas más cercanas que fue de los primeros en llegar a Dueñas y permaneció hasta media tarde fue Ignacio Sánchez-Dalp, el capellán que ofició su boda con Alfonso Díez. Un operario entra bombonas de oxígeno en el Palacio de las Dueñas, donde se encuentra la Duquesa de Alba. / Raúl caro (EFE) Un operario entra bombonas de oxígeno en el Palacio de las Dueñas, donde se encuentra la Duquesa de Alba. / Raúl caro (EFE) Precisamente las imágenes de la duquesa bailando sevillanas a las puertas del Palacio de las Dueñas el día de su boda fue una de las más recordadas por los curiosos que se acercaron este miércoles. Como Milagros Muñoz, vecina del barrio, que no pudo reprimir las lágrimas al hablar de cómo «daba gloria verla bailar en la Academia de Enrique el Cojo» y lo «muchísimo» que ha aportado a la ciudad. En los últimos tiempos desde que su estado de salud empeoró, Milagros reconoce haber pasado por el palacio para «preguntar por ella y me decían pues está mejorcita o a veces estaba en Madrid». También vecino del barrio es Francisco Reina, quien conoce el palacio especialmente ya que «de pequeños entrábamos a jugar con amigos de los hijos del administrador, ella no estaba siempre». «Ha sido una persona popular en Sevilla, se ha ganado el aprecio de la gente», defendió. Sobre su estado de salud reconoció que «tiene ya una edad avanzada pero la verdad es que ha bailado hasta última hora». No solo los vecinos se acercaron al lugar. Raro era el paseante, joven o mayor, hombre o mujer, que ante el revuelo mediático se resistía a pararse a preguntar y acercarse hasta la verja a echar un vistazo si no a sacar alguna foto con el móvil y hasta un selfie con el Palacio y la nube de reporteros detrás. Desde Granada acudieron un grupo de seis trabajadoras del personal de limpieza que venían de firmar por fin su contrato fijo con la Junta. «Estábamos aquí al lado y nos hemos acercado porque la verdad es que es una mujer que yo de siempre he seguido su vida», explicaba Carmen. «Es una mujer muy consecuente con sus ideas, ha hecho lo que ha querido, una adelantada a su tiempo», añadió su compañera Asunción, apuntando a otra de las opiniones más repetidas sobre la figura de la Duquesa de Alba. Mientras, desde el interior apenas trascendían noticias sobre el estado de salud de Cayetana de Alba, más allá de los lacónicos «igual» o «estable dentro de la gravedad» del personal del servicio que entraba y salía en sus quehaceres diarios tratando de eludir las cámaras. Los rumores sobre su estado de consciencia se sucedieron durante toda la jornada si bien en todo momento se apuntó a que precisaba respiración asistida pero no mecánica y de hecho, a primera hora de la mañana, llegaron varias botellas de oxígeno al palacio y material de ortopedia. La expectación en las puertas del palacio fue constante a lo largo de todo el día. / José Luis Montero La expectación en las puertas del palacio fue constante a lo largo de todo el día. / José Luis Montero Pese a que la presencia de curiosos en los alrededores no fue excesiva, aunque sí constante, durante la jornada, agentes de la Policía Local se turnaron en un dispositivo municipal establecido «por seguridad» y para «regular el tráfico», además de los patrulleros que pasaron varias veces durante el día. Sobre las 13.30 horas, operarios de la Delegación municipal de Movilidad y trabajadores del palacio iniciaron la instalación de un perímetro de vallas a ambos lados de las puertas y de la calle Dueñas en toda su extensión, si bien el tráfico rodado continuó abierto y los viandantes podían seguir acercándose hasta las puertas del recinto. Mientras, trascendían algunos datos de los preparativos ante un fatal desenlace. La capilla ardiente se instalaría previsiblemente en el Salón Colón del Ayuntamiento. Más dudas provoca el lugar del sepelio ya que la familia Alba tiene su panteón en la localidad madrileña de Leoche, donde se encuentran enterrados los dos primeros maridos de Cayetana Fitz-James, si bien la Duquesa ha manifestado en varias ocasiones su deseo de descansar a los pies del Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias, titulares de la Hermandad de Los Gitanos, a la que se encuentra muy vinculada y cuyo actual templo, que contribuyó a reconstruir, cuenta con un columbario. En la hermandad solo han manifestado que están a disposición de la familia al tiempo que ofician todas sus misas de estos días por la salud de la Duquesa.

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