Local

«La empresa, como el coche o la casa, es la proyección de quien la dirige»

La directora de Zenfloat no lo dudó y montó una empresa de flotación, oxigenoterapia y terapias alternativas en Sevilla, dejando atrás su vida estresante como abogada. Tras recibir el premio de la Cámara, su objetivo más próximo es franquiciar

el 13 mar 2010 / 20:09 h.

TAGS:

Adela Llerena a las puertas de las instalaciones de Zenfloat, en la Avenida de Cádiz de la capital hispalense.

-Montó una instalación de flotación hace cuatro años en Sevilla. ¿Cómo se le ocurre la idea?
-Fue a raíz de una lesión. Yo era la típica ejecutiva metida en mil follones, que pasaba de dos a tres horas al día en el gimnasio, con una vida estresada. Hasta que mi cuerpo dijo basta. No sé cómo ocurrió, pero un día no pude apoyar el pie y así comenzó mi peregrinación por todos los especialistas de España, que me hicieron todo tipo de pruebas. Pero la medicina convencional no me daba respuesta. Después fui a Londres, oí hablar de este tema y me encantó. Allí era algo diferente, la cápsula de flotación era cerrada, así que pensé montar la misma instalación pero abierta en Sevilla. Sería una buena terapia y una novedad. Poco a poco me empecé a meter en terapias de todo tipo y me di cuenta de que la abogacía me gustaba cada vez menos. Fui a la Cámara de Comercio y a distintos profesionales para hacer un plan de negocio. Todos me llamaban loca, pero al final abrí en diciembre de 2005.

-¿Cuál ha sido la andadura durante estos cuatro años?
-Me considero una empresaria un poco mística. La empresa, como la casa o el coche, es la proyección de quien la dirige, y cuando he estado mal, ha ido mal, y bien cuando he estado bien. Estaba pendiente del exterior, del mercado, más que de una respuesta interior. Al principio las circunstancias personales fueron muy duras y eso se transmitió también a la empresa -estuvimos cerrados un año-. Una vez que me di cuenta de que esto era lo que quería hacer y le puse empeño, las cosas salieron. Hasta ahora hemos atendido a unas 3.500 personas. Muchos han repetido y son habituales.

-¿Cómo ha conseguido llegar al público?
-A través del boca a boca. Para este negocio es muy importante la medicina china y ésta dice que la crisis es una oportunidad. Así la he visto yo y hemos cambiado y ampliado la oferta, porque la vida es cambio.

-¿Qué ofrece Zenfloat?
-Tenemos terapias físicas, mentales y emocionales. Lo que queremos conseguir es que la persona que venga aquí salga reconectada consigo mismo y en paz. Que note que se está beneficiando de lo que está haciendo. La flotación es algo que sólo ofrecemos nosotros, así como oxigenoterapia. Cada persona viene a tratar un aspecto, bien sea físico -que no estético- o también puede encontrarse con terapias más psicológicas. Tenemos yoga, pilates, exposiciones de pintura y hacemos cursos y conferencias.

-¿Qué tipo de persona acude a su establecimiento? ¿El estrés hace que venga más gente?
-El perfil empresarial es el de personas entre 30 y 50 años, que están laboralmente activas y es indiferente el sexo. Suelen estar más estresadas, provenir de profesiones liberales, y tienen poco tiempo. Hay otro perfil, más místico, digamos, porque todos buscamos respuestas y a nosotros mismos. Estamos demasiado en el exterior y hemos olvidado vivir dentro de nosotros. Se persigue un bienestar más profundo que el físico y eso cada vez se busca más. Hay que volver a la paz, al amor y al silencio para conseguirlo.

-¿Hay competencia?
-Creo que hay suficiente para todos. Yo no me veo competencia, pero también es fácil porque soy la única de Sevilla. Terapias, aparte de la flotación o de la oxigenación, hay otros que las proporcionan, pero hay hueco para todos. La sensación de que me van a quitar mi porción del mercado es un temor que tienen muchos empresarios y que tendrían que desterrar, porque todo el mundo tarde o temprano puede querer un trozo de lo que ofreces. Lo demás te bloquea. Es mejor apartarlo y pensar que tu empresa es buena para los demás y, por tanto, necesaria.

-La crisis entonces ha sido positiva para la firma...
-Cuando empezó el boom, yo también me asusté y me di cuenta de que bajaban los ingresos. Por eso reconsideré mi postura, pero mi postura personal, porque es el reflejo de la empresa. Desde entonces, me va bien, desde que le di la vuelta a la tortilla. Si me dejaba arrastrar por ese miedo, no iba a crecer. Incluso, al contrario que todo el mundo, subimos algunos precios, y la gente respondió estupendamente, porque el dinero sigue estando ahí.

-Su próximo proyecto es la franquicia.
-Un empresario siempre tiene que tener un proyecto y lo de la franquicia me lo planteé incluso antes de montar Zenfloat, pero necesitas un rodaje, protocolos de actuación, know how... y eso requiere su tiempo. Y sobre todo tener tu sello personal y no es fácil transmitírselo a los demás. Una vez abierto en Sevilla puede funcionar en cualquier sitio.

-¿Lo tiene una mujer más difícil para ser empresaria?
-Mantener una empresa es muy difícil y más si se es mujer, pero no por una cuestión sexista, sino porque nos hacemos más responsables de los niños, de la casa... El problema es interior, porque depende de nuestro grado de responsabilidad y de culpa. Por educación y por los valores que nos han transmitido y romper con eso es muy difícil. Lo que hay que tener es fe en uno mismo. La manera de acertar es ser tú mismo y tratar a los demás como quisieran que te trataran a ti, porque a veces el empresario pierde el norte con los números.

  • 1